El motor español lo gana todo

Después de hacer repaso de los éxitos del fin de semana, he caído en un asombroso dato de los deportes de motor: los pilotos españoles lo ganaron todo. Carlos Sainz se llevó la joya dela corona. Hay que puntualizar que me refiero al hijo, porque el padre no competía, aunque la última vez que lo hizo también con quistó el Dakar. El piloto de Ferrari, decíamos, se anotó el GP de Australia, la victoria más complicada de cuantas estaban en liza, por el dominio que ejerce Max Verstappen en la actual Fórmula 1. Sólo Sainz, dos veces, ha sido capaz de romper la racha de Mad Max en las últimas 21 carreras. También sobre cuatro ruedas, Álex Palou, el campeón de la Indy, se embolsó el medio millón de dólares de botín en The Thermal.

La cosecha del motociclismo, en sus diferentes modalidades, resultó todavía más imponente. Jorge Martín se impuso en la categoría reina de la velocidad, MotoGP, un día después de que Maverick Viñales ganara la esprint. El madrileño sale líder de Portugal para confirmar su abordaje al trono de Francesco Bagnaia, que rodó por los suelos con Marc Márquez. Al podio se subió Pedro acosta, la sensación del domingo. No fue un triunfo propiamente, pero como si lo fuera. El Tiburón viene a comerse el futuro. Antes, Dani Holgado y Arón Canet habían vencido en Moto3 y Moto2, respectivamente. Para seguir sembrando.

En motocross, Jorge Prado y Daniela Guillén triunfaron en Madrid, igual que había hecho el viernes Toni Bou en Niza en el Mundial indoor de trial, aunque lo de este hombre ya casi no es noticia. Y en Superbike, otro vigente campeón, Álvaro Bautista, sumó su victoria 60. Y eso que le obligan a competir con lastre. Sin salir de Montmeló, Íñigo Iglesias también ganó en SSP300. El único que falló para redondear el pleno fue Adrián Huertas en SuperSport, al sufrir una caída cuando lideraba la carrera. Hay que perdonarle. No se puede ganar todo. ¿O sí?

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