El milagro se llama Bordalás
Empieza a ser habitual, pero es un milagro. No extraña a nadie si digo que un equipo de José Bordalás ha competido mirándole a la cara a uno de los mejores equipos de Europa, en este caso, el Atleti de Simeone.
Sin Borja Mayoral ni Mauro Arambarri, dos de las piezas más fundamentales de este vestuario, con jugadores del filial en el once como Keita y Coba, con otros que acaban de llegar al fútbol profesional y con todo eso, el Getafe no le ha perdido la cara al partido en ningún momento.
Es verdad que a este equipo le cuesta mucho hacer gol y que batir a la mejor defensa del campeonato se hacía complicado de inicio, pero han conseguido aguantar 70 minutos de empate con sus armas; presión, solidaridad defensiva y un plan calculado al milímetro que ha estado cerca de dar buenos resultados.
A todo esto, hay que sumar la transformación que está consiguiendo Bordalás con Álvaro Rodríguez. Un jugador que llegó a finales de agosto con una lesión de tobillo, que le ha costado entrar en los planes del alicantino de inicio y que ahora parece insustituible. Pelea, baja balones, remata y ha empezado a ver puerta en el Coliseum.
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