El Mallorca, un invitado sorpresa
Dice Javier Aguirre, con buen criterio, que en las quinielas de la Copa del Rey, cuando empieza la competición, están los clásicos, los que por historia acaparan los títulos y cuyos nombres no es menester citar. Y hasta aquí, de momento, ha llegado su Mallorca, como también allá por 2005 hizo lo propio con Osasuna, entonces alcanzando la final. No es la primera vez que un equipo comparte su lucha por la permanencia en Primera con honores en la Copa, lo que le convierte en este último caso como invitado sorpresa a la fiesta del fútbol, apelativo que acompaña a la Copa en los últimos años.
Esa disparidad de situaciones evidencia que no hay explicación en sí misma, pero deja claro que la Liga y la Copa son competiciones distintas, en las que pasan cosas distintas, te enfrentas a equipos distintos con jugadores distintos y en partidos cuyas circunstancias, por pequeñas que sean, a veces te llevan más allá de lo presupuestado. Esta es la quinta semifinal bermellona con tres llegadas hasta el final. En esta ocasión, como invitado inesperado, sin favoritismos, aunque con un resultado que está por ver. Tras tres partidos esta temporada contra la Real Sociedad, con dos derrotas ligueras por la mínima y un empate sin goles en el partido de ida, quién sabe si ha llegado el momento. Volver a una final es el sueño del mallorquinismo.