La Pizarra Táctica

El Madrid, un equipo impotente

Fue un golpe directo a Xabi Alonso. La narrativa exagerada que rodea al Madrid no esconde las evidentes insuficiencias futbolísticas de su equipo.

Denis Doyle
Subdirector de AS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, empezó en 2011 en la sección del Real Madrid como becario. Después pasó a AStv, donde ejerció la función de editor jefe hasta 2021 y como jefe también de la sección de infografía. En 2021 fue nombrado de redactor jefe de fútbol y en 2022 ascendió a subdirector de AS.
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No hay tiempo de paz para el Madrid de Xabi Alonso. La visita del Celta expuso de forma cruda que lo de Bilbao resultó ser un simple espejismo. En San Mamés había recuperado algo de credibilidad y no le convenía perderla en la siguiente parada del calendario, pero lo hizo de la peor manera posible. La volatilidad de su escaso fútbol quedó confirmada una vez más. No tiene un plan de ataque ante bloques cerrados, su sistema de presión se diluye y las grietas defensivas se ensanchan.

Xabi Alonso tiró de una defensa tan original como poco efectiva. El descanso que concedió a Rüdiger, demasiado corto por la lesión de Militao, peor noticia que la derrota en sí, trasladó a Asencio al lateral derecho, centró la posición de Carreras y brindó la titularidad a Fran García. Decisiones desacertadas, visto lo visto. Bryan Zaragoza jugó a placer ante Asencio y Fran García ni se prodigó a nivel ofensivo ni referenció bien las vigilancias en el área. El borrón de su partido se extendió con la expulsión.

De todos modos, el problema del Madrid no fue de nombres, sino de juego. Toda la personalidad que demostró tener el Celta con el balón contrastó con la parálisis blanca. Hubo pocos movimientos y ofrecimientos, una circulación de lado a lado pesarosa y nula carga en el remate hasta que se vio con el agua al cuello. Esas carencias son imputables a Xabi Alonso, que no logra reconducir la pauta ofensiva de su equipo, dependiente de las genialidades de Vinicius y Mbappé, sin ningún tipo de continuidad. El Madrid solo metió miedo al 1-5-4-1 del Celta cuando tocó a rebato con un jugador menos. Por alma, no por ideas.

El fútbol que le faltó al Madrid sí lo tuvo el Celta. Nadie puede oponerse a la propuesta romántica de Giráldez. No solo le importa el qué, también el cómo. En el Bernabéu se vio una versión plena del Celta, que se aprovechó de los inmensos espacios que dejó el Madrid en su pobre presión en cada reinicio de las jugadas. Mingueza apareció por dentro, Román enseñó muy buenas maneras, Ilaix se agigantó entre líneas y Williot facturó con goles de muy bella factura. En cualquier caso, Borja Iglesias destacó sobre todos y ofreció una actuación conmovedora en todos los sentidos. A diferencia de los jugadores de blanco, no paró de desmarcarse y no se ahorró ningún esfuerzo defensivo. Con sus movimientos, el Celta desmanteló el cuartel defensivo del Madrid y rebajó sus expectativas de título.

Fue un golpe directo a Xabi Alonso. La narrativa exagerada que rodea al Madrid no esconde las evidentes insuficiencias futbolísticas de su equipo. En partidos a todo gas parece que puede imponerse, pero en contextos donde debe proponer y arreglarse en la presión suma defectos que no acaba de subsanar. A día de hoy, es un equipo impotente.

Un bloque partido

El Madrid se desajustó en la presión y el Celta pudo salir fácil. En la ocasión de Pablo Durán del primer tiempo, Román recibió solo y nadie atendió después al apoyo de Borja Iglesias.

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