El incierto camino al Tour

El Critérium del Dauphiné suele ser un ensayo fiable para el Tour de Francia, que ofrece rigurosas pistas sobre qué puede ocurrir unas semanas después en la madre de todas las batallas. En este 2024, sin embargo, no lo ha sido tanto. El triunfo final de Primoz Roglic, con dos victorias de etapa, debería haber sido un resultado que alzara al esloveno a la cabeza de los favoritos, pero no ha acabado con esa sensación, sobre todo por su desfallecimiento en la jornada final. La ausencia de los dos últimos ganadores del Tour también influye en la percepción. De los principales aspirantes solo estaba enfrente Remco Evenepoel, pero el belga tampoco ha mostrado toda su esencia. Aunque ganó la contrarreloj, llegaba corto por las secuelas de su caída en la Itzulia y se ha dedicado a afinar la preparación. En la Grande Boucle se dejará ver más. Fuera de los candidatos de renombre, el Dauphiné sí nos ha enseñado el crecimiento de dos ciclistas que estrechan la distancia con los más grandes: Carlos Rodríguez y Matteo Jorgenson. El español, que venció en la última etapa, ya lució el año pasado en el Tour. El estadounidense, que puso a Roglic contra las cuerdas para terminar segundo, ha dado un gran salto esta temporada y parece listo para tomar las riendas del Visma si es necesario.

Tampoco se puede concluir mucho más hasta que no entren en escena los dos grandes gallos, fuera del Dauphiné por motivos diversos. Tadej Pogacar, que viene de arrollar en el Giro de Italia, hace su aproximación por otros caminos. Jonas Vingegaard, que sería el máximo favorito en condiciones normales, supone todavía una incógnita tras su caída en el País Vasco. Ambos aterrizarán sin competición reciente. Y no se quitarán la máscara hasta el propio Tour, con ese Galibier amenazante ya en el cuarto día de carrera. Volveremos a hablar.

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