El espíritu de las Guerreras
Las Guerreras podrían haber llegado al último partido de la segunda fase con el pasaporte a los cuartos de final en el bolsillo. Era, incluso, el desenlace lógico. Para ello tenían que haber ganado el viernes a la República Checa, que nunca se había impuesto a España en partido oficial. Pero ocurrió todo lo contrario. La Selección no sólo cayó ante Chequia, sino que se llevó la mayor tunda de su hasta entonces inmaculado Mundial: 30-22. La derrota cambió radicalmente el guion del campeonato: de estar con un pie y medio en los cuartos, a estar con un pie y medio fuera de ellos. Una eliminación doblemente dolorosa si, además, viene acompañada de su despedida del Preolímpico y, en consecuencia, de los Juegos de París 2024.
La cosa se ha puesto muy complicada, pero todavía hay alguna bala en el cargador. La más clara es que si vence hoy a Holanda por un mínimo de cuatro goles accederá a la siguiente ronda, independientemente de lo que haga antes la República Checa ante Brasil. Luego hay otras combinaciones, pero pongámonos en la peor para no relajar el desafío. De hecho, lo primero que tendrán que hacer las españolas es recuperarse del batacazo anímico que supuso el último tropiezo. Sin invocar al espíritu de las Guerreras, no habrá opción de épica. Y lo segundo, jugar un buen partido. Los Países Bajos llevan una competición impoluta, con pleno de triunfos, pero no son imbatibles. De entrada, no se juegan nada, salvo que cedan por 19 goles, un imposible. Y, para seguir, el balance ante España es muy igualado. De los últimos 21 partidos oficiales, la Selección suma 9 victorias por 10 derrotas, más dos empates, el último de ellos en el Europeo del año pasado. El duelo es, además, la reedición de la final del Mundial de 2019, que perdieron las Guerreras en una resolución polémica. El premio de hoy no es el oro, pero para España también es una final. Con revancha y bonus olímpico.
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