El doctorado del Girona es la decepción del Barça
El Girona de los sueños hizo vulgar por momentos este domingo al Barça en Montjuïc. Por el Lluís Companys pasó un equipo que, si le aguanta la gasolina (complicado por la configuración de la plantilla, pero posible), puede pensar en cualquier cosa por loca que parezca. En lugar de cogerle miedo al partido con el 1-1 de Lewandowski, se creció y se apoderó de la pelota hasta terminar entre olés de una afición entregada a este equipo de autor. Fue el qué, pero también el cómo. El 2-4 final fue para ponerse en pie y aplaudir este milagro futbolístico.
El doctorado del Girona es la decepción del Barça, que empezó bien pero fue perdiendo gas y no aguantó el nivel físico ni futbolístico del rival. Especialmente después del empate a uno. Aleix García campó a sus anchas por la montaña mágica y Miguel Gutiérrez llamó la puerta de Luis de la Fuente en esa posición híbrida, entre lateral e interior, por donde Míchel está haciendo tanto daño. El Barça tuvo un arreón de orgullo final. El 2-3 de Gündogan, que lo intentó de todas maneras, le dio un último empujón. Lewandowski, 35 años, falló un 3-3 que pareció cantado. Stuani, 37, le puso la guinda al partido, que acabó entre “olés” de una afición que se frota los ojos.
La derrota es durísima para el Barça, porque le deja a siete puntos de un líder que ya no es ese ciclista que se ha metido en una escapada bidón y acabará cediendo. El Madrid también se le escapa a cinco. De momento, pierde también los averages y ha vuelto a tirar credibilidad. Dos pasos adelante (Oporto, Atlético), uno hacia atrás, es difícil creerse a este Barça.
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