El descarte sube al podio
La previa de un Mundial de Fórmula 1 siempre genera las mismas preguntas: ¿Volverá a dominar el último campeón? ¿Habrá algún nuevo piloto o algún coche que pueda luchar por el título o las carreras? ¿Tendremos un pulso igualado por la corona? ¿Quién se repartirá las victorias? ¿Y los podios? A esas cuestiones obvias se suelen añadir otros alicientes, en ocasiones cargados de morbo, que pueden referirse a piques pendientes, a relaciones dudosas entre rivales o compañeros, a cambios de equipos, a mercadeo, a retiradas… El salseo de la edición que hoy arrancó en Sakhir sazonaba, sobre todo, a Lewis Hamilton, que abandonará Mercedes para irse a Ferrari el próximo año; a Carlos Sainz, que cede su puesto a la fuerza para dejar paso al inglés, y también un poco a Fernando Alonso, de quien desconocemos su futuro fuera o dentro de Aston Martin o fuera o dentro de la F1.
Hoy quiero proyectar ese foco hacia Sainz, que por algo ha sido nombrado el Piloto del Día en el GP de Bahréin. El madrileño afronta este campeonato con el escozor de haber sido declarado el descarte de Ferrari para hacer sitio a Hamilton en 2025. Nadie puede discutir la clase del heptacampeón Sir Lewis, a Sainz no le va a sustituir un cualquiera en Maranello, pero eso tampoco significa ningún consuelo para Carlos. Este fin de semana, sin embargo, se sentirá un poco mejor tras su podio en la prueba inaugural de Bahréin. El español se ha clasificado por delante de su colega de escudería, Charles Leclerc, a quien adelantó dos veces con suficiencia. De paso, también batió a Hamilton, que terminó séptimo, aunque ahí ni siquiera hubo carrera. El descarte del Cavallino Rampante cabalga más rápido que el potro Leclerc. Y, de momento, más rápido que todos los demás, a excepción del inalcanzable Red Bull. Puede sentirse aliviado.
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