El derbi pone en duda a Pellegrini
Tocado
No hay forma humana de que el Betis gane un derbi de Liga. La victoria del Sevilla en el Sánchez-Pizjuán dispara ya la cuenta hasta 12 partidos sin gloria bética. Como motivo se puede uno inclinar a que hay algo más que una simple cuestión deportiva y fijarse en un posible bloqueo mental. Pero lo del domingo remite puramente a un trasfondo futbolístico. El Betis se dobló ante el Sevilla porque ni construyó ni destruyó. Solo las apariciones de Lo Celso y los desmarques de dentro a fuera de Vitor Roque, de uñas eternas con el gol, afilaron a los verdiblancos. En un derbi áspero, con poco tiempo efectivo de juego (51,9% sobre el total), sale tocado Pellegrini. No se atrevió a juntar a los puntas, los cambios los hizo demasiado tarde sin llegar a gastarlos y cedió la iniciativa a un Sevilla que solo sufrió cuando perdió el balón en la salida. El Betis fue inferior y no contó con una lectura adecuada de su entrenador.
Dádsela al zurdo
La temporada más difícil para el Girona se arregla con partidos como el del Athletic. Fue divertido y pasional, no exento de errores de calado, y de extraordinaria repercusión por la histórica actuación de Gazzaniga y sus tres penaltis parados. Pero hubo un futbolista buscado por todos. Ese fue Yaser Asprilla (20 años), que desde el extremo diestro actuando a pierna cambiada revolucionó al Girona. El colombiano tiene algo especial. Se nota en su forma de expresarse, en cómo encara al rival y cómo descifra el juego. Sus compañeros le enfocaron una y otra vez porque conocían que les podía dar la clave del triunfo. No solo marcó, con la colaboración singular de Miguel Gutiérrez, que hizo un gol sin tocar la pelota. Asprilla se echó el equipo a la espalda con sus pases en el último tercio (29 buenos), centros (ocho intentados) y ocasiones generadas (cuatro). Dio un toque de balón por minuto, un promedio altísimo para un futbolista de su posición. En muchos aspectos, Asprilla debe progresar y tomar mejores decisiones ―incurrió en 26 pérdidas―, pero parece capacitado para encarnar el fenómeno juvenil que tanto gusta al aficionado.
Impulso ofensivo
Aunque no se lo crean, a algunos ya les empieza a ahogar la clasificación. Un mal que llega demasiado pronto, acobarda las actitudes y afea los partidos. Leganés y Valencia jugaron como si la Liga estuviese acabando y trazaron una contienda en la que pasó entre poco y nada a excepción de los minutos finales. A la clara oportunidad de Óscar, negada por el palo, le precedieron una serie de peligrosos acercamientos del Valencia con Diego López como protagonista. El extremo, de 22 años, no solo sirvió un gol relativamente sencillo a Dani Gómez tras un gran desmarque a la espalda del lateral, sino que también se prodigó en la finalización con dos movimientos en diagonal para acabar las jugadas en el lado contrario. En un Valencia tan parco en su lenguaje ofensivo, se desvivió por meter una marcha más y ofrecer alternativas de peso para sus compañeros.