El Bernabéu fue América

La NFL logró convertir un templo del balompié, lo que ellos llaman soccer, en un evento deportivo con sabor puramente americano...

Ana Beltran
Subdirector de polideportivo. Ha desarrollado toda su carrera en AS desde 1991. Cubrió dos Juegos Olímpicos, siete Mundiales de ciclismo y uno de esquí, 12 veces el Tour y la Vuelta, seis el Giro… En 2007 fue nombrado jefe de Más Deporte, puesto que ocupó hasta 2017, cuando ascendió a subdirector en las áreas de Motor, Baloncesto y Más Deporte.
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Si alguien se hubiera despertado este domingo de la siesta sentado en una localidad del estadio Bernabéu, sin saber nada de lo que ha acontecido en Madrid durante la última semana, no hubiera dado crédito a lo que veían sus ojos. Bienvenidos a los Estados Unidos de América. Hubiera pensado, sin duda, que había sido teletrasportado al otro lado del Atlántico. El himno estadounidense cantado a capela ante una bandera gigante de barras y estrellas, las cheerleaders bailando coreografías con los pompones al viento, la grada coreando al unísono el ‘Sweet Caroline’ o el ‘Take me home, country roads’, el inglés como idioma tan extendido como el español entre el público, la música atronadora en cada mínimo parón, el campo segmentado en yardas, y unos fornidos deportistas con casco y hombreras intentando transformar en unos palos situados donde normalmente hay porterías de fútbol para gloria del Real Madrid.

Lo que allí se vivió también es fútbol, pero fútbol americano. La NFL logró convertir un templo del balompié, lo que ellos llaman soccer, en un evento deportivo con sabor puramente americano. En un pestañeo estábamos en Miami. O en Washington. O en cualquier estadio USA. También hubo guiños al país anfitrión, con el despliegue de una bandera igual de gigante, transportada por miembros del ejército español. El partido rindió homenaje a la UME. Héroes, los llamaron. Lo son. La NFL es la exaltación del patriotismo. Hubo en la grada votantes de izquierda que aplaudieron el himno americano quizá por primera vez en su vida. O rockeros que bailaron en el Half Time Show al ritmo de Bizarrap o Daddy Yankee. El Bernabéu fue una fiesta, un espectáculo que estuvo por encima de ideas o tendencias. El único color fue el de los dos equipos contendientes: el turquesa de los Dolphins y el burdeos de los Commanders. Cada uno animó al suyo. Y muchos, a los dos. Hubo tan buen rollo, que incluso empataron: 13-13. Pero tenía que ganar alguien. Y fueron los Miami Dolphins. El equipo de casa decidió en el desempate. Aunque el Bernabéu, este domingo, fue realmente la casa de todos.

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