El Barça que sí está en la cima

Reinas. En los días más oscuros del equipo masculino, que ofrece una imagen de desvarío poco acorde con su historia, el Barça se mantiene en la primera línea mundial gracias a un grupo de mujeres que ya está en los libros del fútbol. En un escenario catedralicio, San Mamés, coloreado de azulgrana gracias a una espectacular caravana que ha recordado a las de Basilea (1979) o Sevilla (1986) por la trascendencia del desplazamiento a nivel social, remataron un póker histórico de títulos con una victoria gigantesca. Con la experiencia de las derrotas de las finales en Budapest (2019) y Turín (2022) en la mochila, demostraron mucha madurez en un partido durísimo mentalmente. El Barça hizo todo lo necesario para ganar una final. Se alió con el larguero al principio, se apoyó en una portera fabulosa y valiente, Cata Coll, minimizó las virtudes del temible Lyon, aprovechó sus opciones y supo sufrir.

Funcionó, una vez más, el plan de Jonathan Giráldez, un entrenador casi anónimo que llegó a Barcelona con 19 años para estudiar Ciencias del Deporte; y se financió sus estudios trabajando en un Decathlon, el Leroy Merlin, y hasta tres meses en las tiendas del Barça, donde trabajó tres meses hasta que pudo meter la cabeza en la Federació Catalana. De ahí saltó al Barça como ayudante de Lluís Cortés. Markel Zubizarreta le dio el último empujón al primer equipo y ha ganado diez títulos en tres temporadas. Se va a Estados Unidos por la puerta grande. Paradójicamente, se lo lleva Miche le Kang, dueña del Olympique de Lyon, que también es la propie taria del Washington Spirit. La empresaria surcoreana, directora ejecutiva de Cognosante, empresa de tecnología médica, también es accionista del London City Lionesses, y explora el mercado español para hacerse con un club..., sólo femenino.

Masia 100%. La final fue tan perfecta para el Barça que los goles llevaron la firma de sus dos reinas. Alexia salió casi para recoger el trofeo y se inventó el 2-0 con un zurdazo tremendo después de un pase de Claudia Pina, una futbolista más criada en La Masia, otro de los grandes méritos de un club que sí ha creído en el fútbol femenino. Y, por supuesto, la final elevó a Aitana Bonmatí, a lomos de quien el Barça pasó la semifinal en Stamford Bridge; y que juega con el manual del fútbol en las piernas. Maneja los tiempos, hace sentirse importantes a sus compañeras y da la cara en momentos calientes. En un año, Aitana ha ganado Mundial, Nations League, Champions y Balón de Oro. Ganará el segundo, pero antes quiere otro oro que también se entrega en París.

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