El Atleti volvió a recordar al de antes del Mundial
Para pocas conjeturas dio la rueda de prensa del Cholo en el postpartido ante el Valencia. El técnico catalogó el encuentro como el peor de su época. El Atlético, irreconocible en todos los apartados del juego, sucumbió ante un Valencia que pasó por encima en ambición y hambre. El encuentro, con el virus FIFA latente (De Paul es imprescindible) y los 20 días sin competir, nos recordó más al equipo de 2022 que al post-Mundial. Los Canós, Almeida, Gayà, Hugo Duro y sobre todo, Javi Guerra (pintaza de jugador) siempre llegaban medio segundo antes que los pasivos jugadores rojiblancos.
En general, fue más un problema grupal que individual, aunque ciertas zonas del campo dejan alguna preocupación de cara al futuro. Como, por ejemplo, la del sustituto de Carrasco en el carril izquierdo. El belga, artista con mono de trabajo cuando estaba con los cinco sentidos puestos, tenía interiorizada una labor de trabajo defensivo y desequilibrio ofensivo difícil de encontrar en un artista. Le costó al Cholo educarlo, como le costará con los Riquelme y Lino. Otra cosa son los Galán (buenos minutos en Mestalla) o Reinildo, más acostumbrados a picar piedra. El futbol moderno ha convertido a los carrileros en línea de cinco, sobre todos a los extremos reconvertidos, en verdaderos superhéroes, cuyas señas identidad son defender y desequilibrar.
Viene muy bien que llegue lo antes posible el partido de Champions para enmendar esa imagen de Mestalla, que va a quedar como ejemplo de un Atlético sin sangre, todo lo contrario a esa en que, después del Mundial, le salía a borbotones por los ojos del jugador atlético. Esa imagen que el aficionado rojiblanco quiere ver en Roma.