El Atleti desenmascara al Madrid
Quedaba la duda de si un calendario amable había permitido el pleno del Real Madrid en el inicio de temporada. Ya no hay sospechas. Era un liderato precario y una sensación irreal. Un extraordinario Atlético puso en la diana todas las debilidades de los de Xabi Alonso, también las del entrenador blanco, e hizo sangre de las mismas. Solo hubo un equipo, cuestionado únicamente por el talento individual de Mbappé y Güler y la inconsistencia de sus centrales. Pero apenas fue durante un suspiro.
El guion del partido lo escribió Simeone y lo interpretaron a la perfección sus futbolistas. En el Madrid, nada de nada. Fue un juguete roto que sufrió las embestidas rojiblancas sin nada a lo que agarrarse. La actuación colectiva resultó indolente, pero el rendimiento individual de piezas como Carvajal, Huijsen o Carreras hace estallar por completo las certezas blancas. No es tan buena defensa como se sugería.
Bajo la batuta de Barrios y Koke, mejor juntos que separados, el Atlético dejó patente la distancia entre líneas y las fisuras del bloque madridista. Xabi apostó equivocadamente por Bellingham y relegó a Mastantuono. Una decisión que el desarrollo del partido denunció tanto como el cambio temprano de Güler. No estuvo fino el entrenador madridista, sin capacidad de arreglar el desaguisado. Giuliano y Nico atacaron la espalda de Carvajal y Carreras, Sorloth se agigantó ante Huijsen en un plan ideado por Simeone y Julián desequilibró por dentro y por fuera con la suficiencia de los jugadores instalados en el élite. Esfuerzo y calidad al servicio de un equipo.
Eso le faltó al Madrid en el Metropolitano. Acabó casi con cinco arriba, sin que el centro del campo interviniera en el juego. Un ataque por las bravas en el que tampoco hubo ni un rastro de orgullo. Si algo había definido al Madrid en estos primeros partidos, era el gobierno de los mismos. En el derbi no pudo tenerlo ni por asomo, dibujándose una diferencia entre los dos equipos que deja en muy mal lugar a los de Xabi Alonso. Nada era lo que parecía.
Huijsen y Carreras, un desastre
Las buenas maneras que habían mostrado en los partidos anteriores se quebraron por completo. No se enteraron. En el 2-2, Sorloth se mete entre los dos sin que ninguno fije la marca y le moleste en su remate.
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