Ejuke, el mejor que puede ser aún mejor

Más es más

Para determinadas cosas en la vida, también en el contexto del fútbol, menos es más, pero siempre hay ejemplos que rechazan esta conocida premisa. Ejuke, de 26 años, da fe de esta realidad. El extremo ha hecho valer la insistencia y la osadía como cualidades para establecerse como el mejor jugador del Sevilla en este inicio de curso. No es el jugador más clarividente, tampoco el más certero, pero no deja de intentarlo nunca y esa virtud prevalece por encima de cualquier otra circunstancia. El empate ante el Athletic, aunque se lo anotara Padilla en propia puerta, lleva su nombre tras una jugada que sintetiza todo su repertorio: electricidad, vértigo, desborde y coraje. En San Mamés realizó siete regates, ganó nueve duelos y generó el gol después de haber sido también el héroe en el partido intersemanal ante el Valladolid. En la Liga ya suma diez ocasiones creadas. Se precipita y a veces se nubla en la definición, pero es su forma de jugar. Si lo rectifica, será todavía mejor de lo que ya es.

Misma posición, distinto papel

El gol tiene el poder de remediarlo todo. Sus propiedades terapéuticas transforman los análisis y cambian el ambiente. Que se lo digan a Imanol ahora. La Real Sociedad no andaba tan mal como decía la clasificación, pero su ineficacia en los últimos metros le había lastrado en exceso. Ante el Valencia se desató y recompuso su marcha en un partido en el que el técnico realista estampó su firma. La alineación de Sucic (22 años) y Sergio Gómez (24) como interiores resultó capital por el modo en el que los colocó. Jugaron a distintas alturas, con el croata muy cerca de Oyarzabal y el catalán más próximo a Zubimendi. Ese reparto de posiciones le permitió deshacer la presión del Valencia, arrastrar vigilancias a zonas difíciles de defender y recuperar la verticalidad en la circulación. Un vistazo a los números refleja el diferente rol que asumieron ambos. Mientras Sucic intervino en 34 ocasiones y fue importante para enredar a Mosquera y Jesús Vázquez en su marca, Sergio Gómez lo hizo en 81 ocasiones. El ex del City fue el gran protagonista. Estuvo en todas, creó cinco oportunidades y recuperó nueve balones, además de asistir a Kubo en el 1-0. Aceleró y pausó el juego y complementó perfectamente a Zubimendi. Un futbolista tan polivalente que a Imanol y a la Real le vienen a la perfección.

El balón es para él

A Míchel le duelen los resultados y las lesiones. El percance que sufrió Blind (34 años), hombre fundamental en sus esquemas, ante el Celta minimiza las opciones del Girona en sus alineaciones. Al holandés a veces no se le mira con justicia por cierta endeblez en los duelos, pero ese defecto queda soterrado ante su corrección con la pelota. Posiblemente, no hay central en LaLiga con su salida de balón. De ahí que sea, hasta la fecha, el jugador con más toques (98 por partido) en lo que llevamos de competición, contando pases maravillosos como fue la asistencia a Yangel en Balaídos. Frente al Celta formó en el centro de la línea de tres para que Francés y Krejci corrigieran por fuera y él se prodigara en los primeros pases. Una extraordinaria asociación con Francés y la posterior conducción para sortear la presión alta del Celta acabó en las repentinas molestias musculares que sufrió. Tendrá que parar, pero Míchel ya le espera con impaciencia.

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