Dos potencias se reúnen en la Selección
Nada indica que Sevilla sea Belo Horizonte, escenario del resultado más sorprendente en la historia de los Mundiales, el 7-1...
Nada indica que Sevilla sea Belo Horizonte, escenario del resultado más sorprendente en la historia de los Mundiales, el 7-1 que Alemania endosó a Brasil en la Copa del Mundo de 2014. Siete goles de diferencia es lo que necesita Turquía para apear a España del ingreso directo en el próximo Mundial, trabajo que se antoja imposible por la magnitud del desafío y la realidad a la que se asiste en estos momentos: la selección atraviesa un momento de esplendor, confirmado en una impecable fase de clasificación. Más que la victoria en Tiflis frente a Georgia impactó la manera de conseguirla, esta vez con una alineación que explica la brillante conexión de dos generaciones.
Una temible sucesión de bajas ha exigido a Luis de la Fuente una nueva interpretación del equipo que ganó la Eurocopa el pasado año. Se ha asistido a un boquete que en la inmensa mayoría de las selecciones produciría un daño irreparable. ¿Nombres? Rodri (Balón de Oro en 2024) y Carvajal (cuarto en la misma edición) en el último año, Nico Williams y Lamine Yamal recientemente, lo mismo que Dani Olmo y Le Normand. Fabián, indispensable para el seleccionador, jugó en Tiflis su primer partido en la fase de clasificación. En el caso de Morata, titular y mentor de los más jóvenes en la Eurocopa, lo que se discute ahora es si encontrará un hueco en la convocatoria definitiva del Mundial.
Por número y calidad de jugadores afectados, la situación invitaba a la incertidumbre, pero la Selección no ha dejado lugar a las dudas. Ha jugado de maravilla en cuatro de los cinco partidos disputado, pero elevó a la categoría de obra cumbre su exhibición en Turquía. Aquel 0-6 sirve como garantía de clasificación, pero sobre todo explica el perfecto ajuste del equipo a unas circunstancias difíciles de superar.
Algunos detalles sirven como muestra del encaje que ha logrado De la Fuente. España logró el éxito en la Eurocopa con Lamine Yamal y Nico Williams, dos extremos bien abiertos en el campo. Marcaron diferencias notables. Podía pensarse que su ausencia debilitaría al equipo o afectaría a sus señas de identidad. Contra Georgia jugaron Ferran Torres, al que Flick rara vez le utiliza como extremo, y Baena, habituado a partir desde la banda izquierda tanto en el Villarreal como en el Atlético de Madrid, pero de unas características opuestas a las de Nico Williams. En el centro de la delantera, Oyarzabal. Conviene quitarle la etiqueta de falso delantero, por la de delantero total.
Delantera nueva, por tanto, y funcionamiento radiante. Merino y Fabián, que en principio pugnan por un puesto, explicaron por qué son fundamentales en el equipo. La sensación de vacío que generó la lesión de Rodri se ha sustituido por la de admiración a Zubimendi. Hace un par de años, De la Fuente comentó que disponía de los dos mejores medios centro del mundo. Zubimendi le ha dado la razón en un momento trascendental.
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En medio de las tensiones que no terminan de resolverse alrededor de la Selección, caso Lamine, por ejemplo, los jugadores permanecen refractarios al ruido externo, condición necesaria para afrontar el desafío del Mundial. Los egos parecen controlados. Todos quieren participar de este periodo feliz. Algo de esto significó el partido y la victoria contra Georgia. Cubarsí, Baena, Fermín y Barrios –campeones olímpicos en París 2024, un mes después de la victoria de España en la Eurocopa–venían con mayor o menor experiencia en la Selección. De la Fuente agrupó a los cuatro en la segunda parte, con una respuesta exquisita. Dos generaciones, dos potencias, se reúnen felizmente en la Selección.
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