Djokovic salta de grande en grande

El Masters 1.000 de Canadá ha enlazado directamente con el Masters 1.000 de Cincinnati. Incluso se han llegado a solapar. Una auténtica chaladura que confirma la saturación del calendario ATP. Las sonadas bajas de Toronto, un año más, han confirmado que el tenis quizá no esté siguiendo el camino más correcto. Pero hay que seguir exprimiendo la vaca hasta la última gota. No estuvieron los dos primeros del ranking mundial, Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, que sí reaparecerán este fin de semana en Ohio. Tampoco lo disputó Novak Djokovic, aunque en su caso repetirá ausencia en los dos torneos norteamericanos.

A sus 38 años, el serbio reduce cada vez más sus objetivos a los grandes escenarios. O más bien habría que decir a los Grand Slams. Después de levantar en mayo su título 100 en Ginebra, y de redondear al fin uno de sus objetivos de la temporada, Nole no ha vuelto a jugar un torneo que no sea un Slam, por lo que ha saltado de Roland Garros a Wimbledon y de Wimbledon al US Open, sin ningún partido oficial en el trayecto intermedio.

Desembarcar en Nueva York sin ningún rodaje puede ser un riesgo, pero ya lo hizo en Londres y no le fue tan mal, porque allí alcanzó las semifinales. Djokovic selecciona con lupa sus apariciones para disminuir los esfuerzos. La edad no perdona. El físico ya no le responde como antaño, aunque lo compensa con experiencia y con clase. En los tres grandes disputados hasta la fecha ha llegado hasta la penúltima ronda. De hecho, el serbio ha sido el único junto a Sinner que ha logrado esa triple presencia. Por algo será. Eso no quita para que cada una de sus renuncias venga cargada cada vez con mayor incertidumbre sobre su futuro. La palabra ‘retirada’ comienza a revolotear el ambiente. Sólo él conoce la decisión. O quizá ni él.

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