Djokovic resiste el derribo
El Open de Australia 2024 ya está en marcha. Una edición diferente. Por primera vez, desde hace 25 años, no aparecen en el cuadro ni Roger Federer, ni Rafa Nadal. El suizo, seis veces campeón, se retiró en 2022. El español, bicampeón del torneo, causó baja por lesión tras su reaparición en Brisbane y no divisa lejos su adiós. El anecdótico dato es la prueba inapelable del paso del tiempo. Hay que viajar al siglo pasado, a 1999, para encontrar un Abierto de Australia sin uno u otro. El único superviviente del Big Three en esta edición es Novak Djokovic, el menos viejo de la terna, el recordman en títulos de Grand Slam, 24, y de Australia, 10. El más grande en términos estadísticos, quien mejor resiste el paso del tiempo y las embestidas de los aspirantes. Uno de ellos, Holger Rune, lo advertía hace un par de días: “Nuestro objetivo es derribarlo”. El danés recordaba que Carlos Alcaraz, Jannik Sinner y él mismo habían sido capaces de ganar a Djokovic el año pasado, pero que sólo Alcaraz lo hizo en un gran escenario, Wimbledon, y que en el cómputo general fue Nole quien dominó el circuito.
Si echamos la vista al 2023, el serbio conquistó tres de los cuatro grandes. Volvió a ser el indiscutible rey. Sentado en ese trono, Djokovic afronta una nueva temporada, sin Federer y sin Nadal como oponentes, acosado por una jauría de jóvenes hambrientos que pujan por liderar el cambio de guardia. El número uno debutó este domingo ante otro futurible, Dino Prizmic, a quien dobla en edad, 36 años contra 18, y que ni siquiera había nacido cuando Nole debutó en Australia. El croata le ganó un set, le llevó a un partido de cuatro horas… Djokovic, que ya ha perdido este curso ante Alex de Miñaur, alega que no está bien físicamente. Pero algo parecido le pasó en 2023 y luego se coronó en Melbourne. Nunca puedes dar por acabado a Djokovic, nunca, aunque es evidente que cada vez le cuesta más.
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