Descanse en paz, era Chen

Llegaba el Espanyol a Montilivi después de tres semanas sin jugar -por el parón liguero y su aplazamiento por la DANA del partido ante el Valencia- y decidió estirar sus vacaciones un par de horas más. Solo así se puede explicar lo inexplicable. El 4-0 en contra en tan solo 26 minutos, y con un diez por ciento de posesión para los pericos. El mayor ridículo de la era Chen, y eso que hay donde escoger. Lo del Girona ya no es un ‘sorpasso’, es la carrera de un bólido ante un carromato, la mayor humillación que se recuerde sufrida por unos jugadores, un entrenador, director deportivo, CEO y propietario (si es que sigue vivo) que, en un mundo idílico, abandonarían de inmediato las armas y saldrían con las manos en alto.

Vivió el proyecto fallido de Chen en Montilivi su punto de no retorno, donde se juntó todo. Decía en la previa Mao, el único CEO del planeta que no toma decisiones, que Manolo González cuenta con la “confianza total” del club, convirtiéndose en un meme. Erraba el entrenador claramente con su planteamiento, abandonando el centro del campo, variándolo como inconsistente plastilina incontables veces durante el primer tiempo. Los jugadores perpetraban un ridículo que incitaba a la llorera, con una presión alta aún menos sincronizada que la que había propiciado el 0-1 del Sevilla, semanas atrás, y una defensa incapaz de frenar una pared, y el consiguiente gol, dentro de su área. Y Fran Garagarza debía ver cómo se desdibujaban la mayoría de esos refuerzos que trajo en verano, todos salvo Tejero cedidos, con los peligros lo que ello entraña.

Bryan Gil celebra el 1-0, entre Král y Sergi Gómez.David BorratEFE

Pero la peor parte, como siempre, se la llevó la afición. Tan sonrojante fue el arranque, ese vergonzoso 4-0, que muchos optaron por abandonar Montilivi antes incluso del descanso. Otros estaban tan en ‘shock’ que ni pestañeaban. Ni siquiera se revolvían cuando parte del público local (esa parte que guarda la rojiblanca en un cajón junto a la blaugrana, se entiende) hacía la ola y cantaba el “A Segunda, oé”, tan coherente en un club que en su historia ha militado cinco temporadas en Primera, 24 en la categoría de plata y hasta 44 en Tercera.

Lo doloroso para los pericos, sin embargo, es que más allá de las formas, el fondo es totalmente certero. Porque lleva Chen Yansheng (descanse en China) dos descensos, el único presidente de la historia en repetir, y va camino del tercero, si no media un milagro (ojalá), por mucho que quede un sinfín de Liga por delante. Porque, como avisaba premonitoriamente el club en un tuit previo al encuentro, con la catedral de Girona de fondo, “se acerca el invierno”, aunque sin juego de tronos, lamentablemente. Y, sobre todo, porque cuando tantísimas cosas se hacen mal, difícilmente el resultado será positivo. Ni el económico, ni el deportivo, ni a resumidas cuentas en todo lo que rodea al Espanyol más descorazonador de la historia.

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