Debrecen, tan grande como Lisboa

Recuerdo dónde estaba el 25 de julio de 1999, cuando España ganó en Lisboa a EE UU y proclamó el inicio de la edad de oro de su baloncesto: la de los Júniors de Oro. Desde entonces ha habido una montaña de medallas para un baloncesto que es una referencia global y que siguió ganando después de los de Lisboa. Ellos, los Pau Gasol, Juan Carlos Navarro y compañía, fueron todo, pero no todo acabó con ellos. En el verano de 2022, el baloncesto español de formación jugó ocho finales de ocho posibles. En 2023, sacó siete medallas en ocho campeonatos, incluido el segundo oro júnior, otro Mundial Sub-19. Este en Debrecen (Hungría), el 2 de julio de 2023.

No sé si en un cuarto de siglo recordaremos dónde estábamos cuando ganó la España de Izan Almansa, Baba Miller y compañía. Si no lo hacemos, no será porque este triunfo no sea igual de grande que el de Lisboa. Será por todo lo que se ha ganado, lo que se ha crecido. Es un mundo nuevo, con muchos jugadores formándose al otro lado del Atlántico (NCAA, Ignite...) para entrar cuanto antes en una NBA que hace mucho que dejó de ser un lugar ajeno. Mientras en todo el mundo se preguntan cuál es su secreto, el baloncesto español trabaja, juega, gana. Sin complejos y de generación en generación: de Lisboa a Debrecen.

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