De septiembre a septiembre

Hace un año. el Mallorca, de retorno en Primera, volvía a visitar el Bernabéu siete años después de la última vez, y valdría más que lo hubiera dejado para otra ocasión. La imagen ante los blancos fue deprimente, por no decir ridícula.

Aquel día el Mallorca compareció, pero no compitió; se lo tomó como un imposible, despreció el partido cual equipo tan pequeño que lo dejó pasar porque ‘allí no se puede’. Fue una falta de respeto a la historia, a la que firmaron otros ‘Mallorcas’ que fueron capaces de ganar, ¡y de qué manera! por 1-5, 2-3 y 1-3, en otros tiempos, con otros futbolistas, otros entrenadores y, lo más importante, con otra mentalidad.

Dejarse llevar, saberse derrotados de antemano y dar el partido por perdido cual trámite, deja un poso de vergüenza ajena porque perder, puedes perder, pero no tirando el partido desde días antes en el calendario.

El entonces técnico, Luis García Plaza, se pasó la temporada diciendo que ese partido no contaba. Como para olvidarlo con el 6-1 en el marcador y con el pobre Gayá errando ante Benzema el inicio de la debacle consentida.

Ha pasado un año, y el mallorquinismo espera que el equipo de Aguirre, por lo menos, comparezca, ofrezca resistencia, y que compita, que es lo mínimo que se le puede y debe exigir a un equipo profesional.

Seguramente se hará lo que se pueda, o más, ante el campeón de liga y de Europa con dignidad, con profesionalidad y no dejando correr el aire antes de empezar, durante y después.

Aguirre primero, y después los Muriqi, Dani Rodríguez, Raíllo o Maffeo deben mostrarle a los madridistas que de septiembre a septiembre las cosas pueden haber cambiado, y que ofrecer resistencia es competir, repito: lo mínimo exigible. Otra cosa será lo que pase, que nunca se sabe.

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