De las chanzas a la sexta

Las dos finales perdidas por el Barça en la Copa de Europa (excluyo la de Berna contra el Benfica porque aún no había nacido, aunque la recuerdo perfectamente) tuvieron como entremés clasificatorio al Porto, equipo al que nos empeñamos en España en seguir llamando Oporto. La primera fue en la temporada 85-86 y pasamos con un gol de Steve Archibald de esos que antes valían por dos fuera de casa. Repitió poco después el escocés con otro gol doble en Turín. La final fue la innombrable de Sevilla ante el Steaua de Bucarest, bautizado por el madridismo como el Desteagua no beberé. Teníamos entonces 0 Copas de Europa. El siguiente cruce con el Porto fue en la semifinal del 94, 3-0 en el Camp Nou. Ya habíamos estrenado nuestro palmarés en Wembley dos años antes y fuimos creciditos a Grecia para medirnos al Milan. Otra final innombrable. Perdimos 4-0. Pasados unos meses y con el Barça con cuatro Ligas seguidas en la buchaca (lo nunca visto) Núñez le quiso meter una puya a su colega blanco. “Los jugadores del Madrid me dicen que ya ni cobran”. Ramón Mendoza le devolvió unas banderillas. “Ellos sí que cobraron en Atenas”.

Ahora llega este nuevo cruce con los portugueses del norte. Firmo todas las chanzas que en el futuro nos dediquen desde Padre Damián con tal de que a la tercera vaya la vencida.

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