Cuento de Navidad del parón de selecciones

Que no hay Liga dicen. Que se interrumpe el fútbol, aseguran. Algunos hasta se aburren sin fútbol. Desidia de parón de selecciones. ¿Sin fútbol? ¡Ja! Al margen de la insoslayable impronta de los equipos nacionales, mientras vuelvo de Riazor con 25.000 almas deportivistas y viaje de la Mareona gijonesa, y percibo el ambientazo en La Rosaleda de Málaga o la ilusión de León y Ceuta con sus equipos, recuerdo otros tiempos: quizá los que hemos cambiado somos nosotros.

El primer partido televisado de la historia de Segunda División fue un Sporting-Osasuna de 1970, 3-0 con un gol de Quini y dos tantos de Marañón, padre del que este cuentito firma. Fue aprovechando una concentración de la Selección española. Y en estos días me encanta recordar la anécdota de uno de los grandes jugadores de aquel día.

Churruca era tan bueno que el presidente del Sporting tuvo que organizar un referéndum entre los socios para venderlo al Athletic. A los piperos les sonará a una marca prestigiosa en lo suyo, pero los buenos aficionados recordarán a aquel extremo izquierdo de Zarauz que descolló en el Sporting, tanto como para ir convocado varias veces con la Selección jugando en Segunda.

Aquel día, el choque entre astures (líderes destacados, luego ascenderían) y navarros era el partidazo de la jornada. En el minuto 58, Churruca, que solo había sido sustituido dos veces aquel año, salió del campo. Tiempos de cambio, era la primera Liga con sustituciones en los equipos, y quizá su uso era todavía algo naïf. Churruca se fue a duchar pronto porque si no, no llegaba al tren nocturno de Gijón a Madrid, el expreso de la Costa Verde, para empalmar con el viaje de la Selección a Sevilla para jugar contra Alemania. Kubala le había dado permiso para jugar el domingo y aguardaría al jugador, al que media España había visto en la tele, mientras descansaba la Primera para que la Selección jugase un esperadísimo partido (¡amistoso!) contra la RFA (2-0, no les ganábamos desde 1935). Importaba la Segunda División, importaba la Selección, importaba el juego. Acelerón de selecciones, deberíamos haberlo llamado entonces, nos habríamos ahorrado el bochorno de escuchar que no había fútbol este fin de semana.

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