OPINIÓN

Cuando un portero es tan determinante como el goleador...

Courtois se merecía una Orejona, única gran asignatura pendiente que le quedaba por conquistar a nivel de clubes

Nació en Villarrubia de los Ojos en 1965. Subdirector de AS, colaborador del Carrusel y El Larguero y tertuliano de El Chiringuito. Cubrió los Juegos de Barcelona 92 y Atlanta 96, y los Mundiales de Italia 90, EE UU 94 y Francia 98. Autor de cuatro libros: Quinta del Buitre, El Gran Partido, Hala Madrid y Eso no estaba en mi libro del Real Madrid.
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Sabemos de sobra que un equipo con un gran portero y un gran delantero centro tiene mucho ganado de antemano. Pero lo menos habitual es que el peso del guardián de tu portería sea tan determinante o más que el de tu artillero. Incluso, aunque este se llame Karim Benzema. Lo de esta temporada de Courtois ha superado las mejores previsiones del propio Ancelotti. El italiano sabía cuando llegó el verano pasado que tenía a su cargo a uno de los mejores porteros del mundo. Pasados doce meses, Carletto ya afirma sin rubor y con orgullo que Tibu es el mejor del planeta Tierra. Nadie le puede hacer sombra...

En Saint-Denis se vio de lo que es capaz. La cuestión no es que bata el récord de una final con nueve paradas (que ya es parar), sino su agilidad prodigiosa para mover sus dos metros y desviar un tiro seco y raso de Mané que era gol sí o sí, o para sacar el antebrazo como su fuese un mecano para decirle a Salah que tampoco esta vez iba a poder cantar el We are the Champions. Courtois se merecía una Orejona, única gran asignatura pendiente que le quedaba por conquistar a nivel de clubes. Cuando él dijo que ahora estaba en el “lado bueno de la historia” no quería faltar al Atleti. Solo quería decir la verdad. Una real verdad.

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