Crónica de un desastre anunciado
En Italia nos habíamos agarrado a la épica. El gol de Zaccagni sobre la bocina, llegado con la Azzurra a un paso de la eliminación, nos hizo autoengañar pensando que el espíritu italiano de antaño había vuelto, que en la fase de eliminación directa la verdadera Italia se volvería a ver y que haber caído en el lado ‘afortunado’ del cuadro era otra señal. En el fondo, y en silencio, todos sabíamos la verdad: el equipo de Spalletti, en Alemania, nunca ha funcionado.
Lo bonito de esta Nazionale se había terminado en la primera mitad de la primera jornada contra Albania. Italia, contra Suiza, volvió a mostrar todos los defectos que se vieron tanto contra España como contra Croacia. La ya excampeona no tuvo identidad, intensidad, calidad y, lo que más duele, no tuvo alma. Los suizos dominaron el partido sin despeinarse ante un conjunto que cambió dibujo y alineación en cada encuentro.
Este batacazo deja a Spalletti en una posición muy incómoda de cara a las clasificaciones para el próximo Mundial, donde cada partido valdrá como una final. Italia abandona la Eurocopa dejando una imagen triste, aunque coherente con una selección incapaz de jugar la competición más importante del mundo dos veces seguidas. El triunfo de 2021 solo fue una maravillosa excepción, porque la Azzurra lleva demasiado tiempo sufriendo y bajando su nivel. Ahora volver a levantar cabeza será complicadísimo.