Contra la protesta, tijeretazo televisivo

A última hora del jueves, y después de un encuentro telemático el martes, los capitanes de los equipos de Primera División pactaron parar durante unos segundos todos los partidos de la jornada en señal de protesta por el traslado del Villarreal-Barcelona a Miami sin ser consultados ni recibidos por la patronal y los dos clubes implicados. En la mañana de este viernes lo pusieron en negro sobre blanco en un comunicado del sindicato AFE. Para entonces LaLiga ya había mandado mensajes a varios futbolistas para pedirles que desistieran de la medida. No sucedió y entonces se decidió por el burdo tijeretazo televisivo.

El Oviedo-Espanyol era el kilómetro cero de la protesta. Puso el balón en juego el equipo catalán, que retrasó la pelota hasta su capitán, el central Cabrera, y durante diez segundos los veintidós jugadores permanecieron inmóviles. Solo pueden dar fe de ello los 25.625 espectadores que acudieron al Carlos Tartiere. La retransmisión televisiva saltó del minuto de silencio por la muerte del hermano del médico del Oviedo a un absurdo plano aéreo del estadio. Cuando aparecieron las primeras imágenes del partido habían transcurrido ya 25 segundos. Contra la queja, la censura. Lo que no se ve, no existe.

Tebas lo ha apostado todo a este partido contra demasiada gente: parte de los clubes (hay declaraciones que lo prueban, aunque solo denunció el Madrid), contra el Gobierno, contra el Parlamento Europeo, contra la UEFA (que no pudo pararlo) y contra los futbolistas. Bizcocheó a la Federación y se benefició de una normativa difusa para salvar todos los obstáculos. Incluso puso a la venta las entradas antes de citar a los futbolistas a un encuentro el próximo día 24. Política de hechos consumados. A LaLiga se le reconoce el derecho a agarrarse a la ley, pero no el de negarle al discrepante el derecho al pataleo llevando a negro su malestar.

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