Concierto de rock en el Bernabéu
Traca final.- Cuando Jofre centró y tuvo Courtois la mala suerte de que la pelota rebotase en su talón y se colase en su portería, mis amigos pericos (entre ellos la entrañable familia Marañón, Rafa y Carlos) soñaron legítimamente con dar la campanada en el estadio más bonito del mundo. Pero se activaron las alarmas en la garita de Ancelotti, que de nuevo sacó el kit de supervivencia al dar entrada a Vinicius. El futuro Balón de Oro entró en las necesarias rotaciones y cuando irrumpió en escena llevaba todos los instrumentos en la mano. El bajo, la batería, la guitarra eléctrica y una voz fuerte y enérgica que terminó acogotando y destrozando la resistencia perica. Carletto avisó en la víspera que la afición blanca y él mismo apostaban por un fútbol vertical, rápido, incisivo, volcánico y, metafóricamente hablando, lo más parecido al rock and roll con botas. Si a eso añades que hay que remontar, el verbo favorito de este estadio mitológico, se daban las circunstancias necesarias para contemplar una media hora final de traca. Carvajal alentó el asalto a la victoria metiendo el gol que tapaba la hemorragia, aprovechando el único fallo de Joan García. Después, Vini pidió los focos para él y fue puro espectáculo. Su pase con el exterior a su amigo y compatriota Rodrygo en el 2-1 fue pura fantasía. Ese pase a lo Modric lo tiene cada vez más perfilado y sus compañeros se frotan las manos. Rodrygo, que otra vez hizo un partidazo, firmó un gol que le vendrá muy bien para su autoestima y para que la gente valore la jerarquía que tiene el paulista en este equipo imperial.
Racha triunfal.- Que el Madrid acumule 38 partidos consecutivos sin perder (¡una Liga entera!) pone en valor a un proyecto sólido capaz de sobrevivir a los guadianas de su fútbol (no siempre se puede jugar como los ángeles) y confirma que el estratega de Reggiolo sabe manejar con firmeza e inteligencia, estratégica y futbolística, a un equipo que no se cansa de batir y devorar récords. Si el martes derrotan los blancos al Alavés en el Bernabéu, aterrizarán en el derbi del Metropolitano con un año entero sin sufrir una sola derrota (fue precisamente ante la tropa del Cholo). Esto se está poniendo muy interesante, con el Barça saltando hoy a La Cerámica con solo un punto de ventaja sobre el ogro blanco. Ya dije que esto no es como empieza...
Endrick, en su línea.- Como comentaba Dani Garrido en El Carrusel, aparte de las evidentes cualidades futbolísticas de Endrick (velocidad, pegada, potencia en carrera, desparpajo, atrevimiento...), tiene algo especial que ha hechizado al Bernabéu. Un niño de 18 años que ha encontrado en este estadio la horma de sus botas de platino. Hoy rescató un balón imposible en el córner y luego porfió hasta sacarle a Romero un penalti ‘por insistencia’. Mbappé le dio las gracias al chaval, porque le permitió a Kylian sumar su sexto gol en ocho partidos. Y mira que chutó el parisino. El día que quite el tapón de la bañera va a meter goles a puñados.
Afición eufórica.- El viernes estuve en las fiestas patronales de mi pueblo materno (Herencia) y entre mis paisanos, con mayoría blanca, noté una felicidad indisimulada por todo lo bueno que ven que nos va a deparar el destino. También lo cree la peña de El Prat y La Volea de Zizou (Arcos de la Frontera). Con esta delantera, a la que se añade la magia de Bellingham, Valverde y del incombustible Modric, este Madrid va a seguir dando conciertos en el Bernabéu. Imposible insonorizar su fútbol de percusión...