Con Dembélé se hizo justicia

Benoit Tessier
Nació en Villarrubia de los Ojos en 1965. Subdirector de AS, colaborador del Carrusel y El Larguero y tertuliano de El Chiringuito. Cubrió los Juegos de Barcelona 92 y Atlanta 96, y los Mundiales de Italia 90, EE UU 94 y Francia 98. Autor de cuatro libros: Quinta del Buitre, El Gran Partido, Hala Madrid y Eso no estaba en mi libro del Real Madrid.
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Se acabó la incertidumbre y la corona fue para Ousmane Dembélé, el que claramente había contraído más méritos para hacerse con él tras su temporadón con el PSG, Champions y MVP de la máxima competición continental incluidos. Lamine Yamal, al que ya se le veía ganador tras conseguir de nuevo el Kopa, se quedó tras el francés. Ya tendrá tiempo de conquistarlo en el futuro si sigue su progresión, pero ganarlo este año hubiese sido un nuevo atropello de este trofeo empeñado últimamente en renegar de la meritocracia.

Al menos, el Balón de Oro lleva acento español desde hace tiempo y eso siempre debería ser una buena noticia. El problema para la credibilidad de estos premios es que en sus dos últimas ediciones ha volcado indisimuladamente sus filias emocionales y fácticas hacia el Barça, siendo justo en algunos de los premios asignados (lógico el Kopa de Lamine y el de Vicky López en la misma categoría femenina), pero también caprichoso e injusto en otros. Lo vimos hasta en la elección del Balón de Oro femenino. Todo apuntaba a Mariona Caldentey, estrella del Arsenal que se proclamó brillante campeón de la Champions. Sin embargo, Aitana Bonmatí, que es buenísima pero que no tuvo su mejor curso ni con el Barça ni con España, recibió de nuevo el premio gordo para sorpresa de casi todos. Ese favoritismo hacia el Barça se mezcla con una especie de aroma fóbico hacia el Real Madrid, como se reflejó en la entrega del Trofeo Gerd Müller a Mejor Goleador del Año. Inexplicablemente se lo dieron a Gyökeres, ahora en el Arsenal y ex del Sporting de Portugal, a pesar de que el brillante Bota de Oro fue Kylian Mbappé, con 31 goles en la Liga española y 44 en total. France Football ni siquiera respeta a sus paisanos, lo que refleja que con el Madrid ni agua y más cuando se lo arrebataron a Vinicius hace un año habiendo ganado todo con su club y con actuaciones individuales decisivas. Normal que a estas alturas el Madrid se haya desligado de estos premios.

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Curiosamente, el The Best puede que nos muestre otro desenlace en muchas de estas votaciones. Un premio en el que votan también periodistas (pero solo el 25%), repartiendo el resto entre seleccionadores, capitanes y aficionados. Un premio más plural y que responde al sentimiento general de la familia del fútbol. El Balón de Oro tiene un trofeo imbatible por su formato, porque ese esférico dorado es objeto de deseo de todo futbolista que se precie. Pero con su normativa actual de elección siempre será inevitable que haya gente que tenga suspicacias sobre la autenticidad y credibilidad del mismo. Deberían reflexionar.

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