Clínic de Luka y de Lucas

Ancelotti dibujó una sonrisa cómplice con el final del partido disputado en el corazón de Carolina del Norte. El Madrid no regala prestigio y sabía el italiano que tras las derrotas ante Milan y Barça era necesario despedirse de la amplísima colonia madridista en Estados Unidos con un triunfo. Y fue un éxito trabajado, laborioso, pero interesante a sólo ocho días de la final de la Supercopa de Europa en Varsovia. Sin duda, con la presencia de la dupla brasileña (Vinicius y Rodrygo) más la inclusión de Brahim en el tridente de ataque por las molestias de Endrick, quedaba claro que Ancelotti quería tumbar al Chelsea de su compatriota Maresca y dejar buenas sensaciones antes de la llegada de la Legión de Honor: Bellingham, Carvajal, Valverde, Mbappé, Camavinga, Tchouameni y Mendy.

Como siempre, Vinicius se encargó de poner el espectáculo, el desequilibrio, el show y la capacidad de poner en pie a un público que está entregado incondicionalmente al futuro Balón de Oro. Vini se comió a Reece James las veces que quiso y eso que el londinense es de los laterales más rápidos de la Premier. De Vini salieron las jugadas que fueron desestructurando la zaga de los londinenses y así es como fueron llegando los goles que finalmente terminaron decidiendo el partido. Primero, con una incursión de Lucas que entre el gallego y Ceballos terminaron por batir a Jorgensen, el ex del Villarreal que ha recalado en la amplísima nómina de porteros del Chelsea. Y poco después llegó la guinda con un pase majestuoso al espacio libre de Vini, que agradeció Brahim con un regate a Jorgensen y una definición casi sin espacio digna de un aspirante a la titularidad.

Pero este partido de Charlotte no pasará al recuerdo por la actuación de todos ellos, sino por el clínic educativo y didáctico que ofrecieron dos veteranos sin fecha de caducidad. La actuación de Modric (38 años) y de Lucas Vázquez (33) es digna de incluir en un máster cualificado para que los jóvenes aprendan cómo hay que jugar al fútbol con inteligencia táctica y con compromiso en el despliegue físico. Luka jugó con el hambre y la ambición de un canterano, enviando un e-mail personalizado a Ancelotti para pedirle más cuota de pantalla ante la ausencia del añorado Toni Kroos. El primer capitán sigue siendo un jugador con una clarividencia en la distribución del juego de la que no puede prescindir un Madrid que aspira a todo. El croata sigue desafiando a su DNI y el madridismo disfrutará un año más de su calidad y su compromiso innegociable. El Bank of America le despidió coreando su nombre como premio a su partidazo. Y Lucas ahí sigue una temporada más dando el callo y mostrándose como un torbellino que ocupa todo el carril derecho. Tanto en ataque como en defensa estuvo espléndido El Galgo de Curtis. Ya sabemos que Carvajal es el mejor lateral derecho del mundo y es dueño del ‘2′, pero cada vez que tenga un resfriado saben Ancelotti y el resto del equipo que con Lucas podemos dormir muy tranquilos.

Así que, vuelta a casa con una sonrisa ante un Chelsea que tenía a jugadores de renombre como Enzo Fernández, Sterling, Nkunku o Mudryk, pero que se encontró con un Madrid ya más rodado y que aventura grandes noches de fútbol en una temporada sin límites y con posibilidades de hacer todavía mayor su inigualable historia.

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