Opinión

Balón de Oro sin Mbappé y con Lamine

Cuando lo gane Mbappé, parisino de Bondy, francés y capitán ‘bleu’, emblema de todo un país, habrá que ver si el veto continúa.

Juan Medina
Aritz Gabilondo (San Sebastián, 1980) es redactor jefe de fútbol internacional de AS. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, empezó su carrera en El País y desde 2002 trabaja en AS. Ha cubierto Mundiales, Eurocopas y Juegos Olímpicos para este diario. Es comentarista de fútbol internacional en Cadena Ser, Movistar+ y Mediaset.
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Panorama. Cinco jornadas han bastado en nuestra Liga para confirmar lo que ya sabemos: que el título es cosa de dos. En concreto, de los dos de siempre. Quien vuelve de vacaciones avanzado septiembre puede presumir de bronceado extemporáneo, pero se encuentra a Madrid y Barça a una distancia inalcanzable para el resto, a pesar de hablarse más de árbitros, polémicas, juicios, miniestadios y cumpleaños con enanos. Suficientes han sido en un mes las genialidades de Pedri y los goles de Mbappé para hacer de esta maratón un sprint. Ayuda, claro, la tendencia pirómana del Atlético. No falla: otra vez se quemó a lo bonzo.

Debate. Coincide el clásico arranque de nuestro curso con la gala del Balón de Oro, más pronto que nunca, recién estrenado el otoño parisino y con el paraguas ya en forma, en lo que sin duda es el gran día del fariseísmo mundial: quien dice no importarle es el que más pendiente está, quien ve un favorito en el equipo rival se desvive porque ése no lo gane y quien otras veces menospreció el galardón lo encumbra cuando se siente cerca. El Balón de Oro es como el VAR. Llegó haciendo bandera del eslogan “claro y manifiesto” y ya nada en esta vida es claro y manifiesto, pues ni en elegir al mejor jugador del mundo somos capaces de ponernos de acuerdo.

Cuitas. Ocurre que el Madrid, tras las calabazas del año pasado, repite plantón; pasa que ‘France Football’ aireó a los cuatro vientos que quiso arreglar las cosas y desde el Bernabéu le dijeron que nones; sucede que el Barça lleva hoy a Lamine Yamal al Teatro Chatelet porque es finalista y candidato, pero sobre todo para hacer campaña para la siguiente edición. En un país en el que somos capaces de forofear hasta con el ‘Caso Negreira’, cómo no íbamos a forofear con el Balón de Oro. Cuando lo gane Mbappé, parisino de Bondy, francés y capitán bleu, emblema de todo un país, habrá que ver si el veto continúa. Ya les digo yo.

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