Asensio y la finísima piel del fútbol

El Bernabéu silbó y ovacionó a Asensio, todo en el mismo partido, en cuestión de minutos, sin atender a otras razones que el impacto emocional. Una amplia mayoría de aficionados estaba enfadada con el jugador y todo el madridismo se llenó de felicidad por el exquisito remate que cerró la victoria sobre el RB Leipzig. Nadie consideró ese salto en el afecto como una contradicción. Es el fútbol, que no encuentra distancia en los extremos de la pasión. Es finísima la línea que separa la irritación del entusiasmo y el desaprecio de la fascinación, tan imperceptible el margen que las emociones se confunden unas con otras y se mudan entre ellas con una volatilidad atómica.

Es probable que Asensio se preguntara por el brutal cambio de registro que se produjo entre su ingreso en el segundo tiempo y el zurdazo del gol. No lo gritó con rabia, ni sintió la sacudida del reproche. Lo celebró, por supuesto, y transmitió la sensación de gran instante, de momento muy importante, pero a la vez parecía cavilar sobre lo inexplicable y lo exagerado que es este juego.

Asensio sabe que el cambio de humor de la hinchada no le ofrece grandes garantías. No hace tanto, Benzema atravesaba por los mismos zarandeos. Hay una clase de jugadores que no conmueve a los aficionados. No importa si son buenos, malos o regulares. Para esos futbolistas, los hinchas tienen piel de elefante. En otros casos, la piel de la gente es finísima, siempre expuesta al roce, a la herida. Asensio pertenece a esta categoría.

Cuanto menos, disfrutará de un periodo de gracia, más o menos breve, según su capacidad para reproducir las sensaciones que provocó su gol. Ancelotti, que es un maestro en estas cuestiones, ha resuelto un caso que no le gustaba. Asensio formaba parte de la plantilla, pero después del verano se había convertido en una especie de cuerpo extraño a los ojos de mucha gente. Esa mirada tan radical tampoco resulta ajeno al complejo mundo de emociones del fútbol.

Al personal le parece de maravilla que Alaba y Rüdiger cumplan sus contratos y fichen por el Real Madrid sin pagar un euro en los fichajes -sin pagar al Bayern y al Chelsea, pero con una golosa prima de contratación para los jugadores-, pero no gusta que Asensio exprima su contrato y quede libre el próximo año. Los aficionados no entienden de materias profesionales, o las entienden cuando benefician sus sentimientos futbolísticos y los del club que representan.

Asensio marcó un gol notable, de delicada ejecución, muy de su estilo. Un gol made in Asensio, como empiezan a repetirse los made in Valverde. Tres días después de su golazo contra el Mallorca, colocó otro espléndido zurdazo frente al RB Leipzig. Fue el jugador del partido, de un encuentro difícil para el Madrid, pero nada novedoso. Recordó a los de la anterior temporada contra el PSG, el Chelsea y el Manchester City en el Bernabéu. Noches sufrientes que terminan de manera brillante.

El equipo alemán no tiene el predicamento de los famosos rivales que el Madrid superó en la pasada edición de la Liga de Campeones. Sí tiene buena pinta y algunos jugadores de excelentes hechuras. Timo Werner es otro con respecto al desconcertado delantero que no funcionó en el Chelsea. Nkunku apunta mucho más alto que Werner. Listo, hábil, rápido y profundo, acabará en uno de los equipos que integran el Gotha del fútbol europeo.

El RB Leipzig le dio una mala noche al Madrid en el primer tiempo. Se igualó la segunda parte y el Madrid se llevó la victoria con dos soberbios goles y un mensaje para sus rivales, cualquiera que sea su nivel y prestigio. No hay peor enemigo para un equipo que sentirse bien, cómodo y sin dificultades en el Bernabéu. Si juegas en el Bernabéu, mejor olvidarte del optimismo, porque el Real Madrid lo entenderá como una debilidad y te lo hará pagar. El RB Leipzig lo pagó.

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