Alcaraz-Sinner, nos vemos en NY
Al español le abandonó la magia y el italiano fue capaz de borrar la derrota de Roland Garros. El clásico, en sus primeros capítulos, seguirá en el US Open.
Alcaraz no fue Alcaraz.
Wimbledon no fue rojo-Alcaraz, sino azul-Sinner. El español fue incapaz de encontrar la chispa, la magia que le hace diferente y el juego mecánico elevado a una doble potencia del de San Candido acabó con la posibilidad de un tercer título consecutivo de Carlitos. Es algo que podía pasar, porque el Big Two que ha relevado al Big Three va a repartirse los Grand Slams de los próximos años como lo vienen haciendo desde el Open de Australia 2024. La rivalidad también implica alternancia. Y esta vez el mejor fue Sinner. Sin discusión.
Al revés.
Llegó Alcaraz a la final con 204 aproximaciones a la red, explotando y dominando el saque-volea, por 114 del italiano. Pero en la final, Sinner, que sostiene los duelos más desde el fondo, fue el que arriesgó y sorprendió: 30/40 del transalpino frente a 17/23 del español. El pelirrojo arrebató a Carlitos su arma diferencial. Y en el fondo de pista, más de lo mismo. “¿Cómo es posible que de fondo sea mucho mejor que yo?”, preguntó en voz alta Alcaraz a sus técnicos, Juan Carlos Ferrero y Samuel López después del break de Sinner en el tercer set. Significativo. No encontraba la llave ni delante ni atrás.
La mente.
Hace un mes, Sinner acababa con cara de no entender nada después de perder una final de Roland Garros desperdiciando tres bolas de partido. Cinco horas y media de batalla que terminaban con Alcaraz alzando la Copa de los Mosqueteros. Una derrota de las que hacen mucha pupa y que se llevó por delante al fisio y al preparador físico del italiano, Ulises Badio y Marco Panichi, supuestamente porque el segundo reveló a la prensa que Jannik había estado media hora llorando en el vestuario tras aquel encuentro. Después, el italiano llegó a confesar que tuvo muchos problemas para descansar durante las noches. En sueños, se le aparecían las pesadillas de Alcaraz dominando los últimos cinco duelos. Pero fue capaz de sobreponerse. Mucho mérito.
¿Escucharon?
A Alcaraz le gusta escuchar al público rugir. Por eso se lleva el índice a la oreja para celebrar puntos especiales. Un gesto ya clásico que asomó cuando culminó el puntazo que le dio el primer set tras levantar un break en contra. La Central del All England, el escenario más icónico del tenis, aulló para celebrar el truco del chico de El Palmar que podía lograr su tercera ‘Challenge Cup’ consecutiva, poniéndose a la altura de mitos como Boris Becker y John McEnroe que ganaron tres veces en Wimbledon. Pero los fogonazos escasearon. “¡Sí se puede!”, le corearon en la cuarta manga, en la que se puso con bola de break cuando Sinner sacaba para situarse 5-3. Pero los conejos no afloraron de la chistera esta vez.
Presencia real.
Felipe VI repitió en el palco de Wimbledon tras un año de barbecho, el pasado en el que asistió a la final de la Eurocopa en la que la España de Lamine y Rodrigo enamoró para ganar el título. Como en 2023, cuando Alcaraz se coronó por primera vez con un partido fabuloso ante Novak Djokovic, el Rey no quiso perderse el partido. El Grand Slam más tradicional tuvo presencia regia, también la del príncipe y la princesa de Gales, Guillermo y Kate Middelton con sus hijos. Por parte del Gobierno, como en París, repitió el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, pero esta vez no pudo celebrar. En las gradas también se dejaron ver campeones como Andre Agassi y Bjorn Borg, actrices como Nicole Kidman acompañada de la ya exeditora de Vogue Anna Wintour… El nuevo clásico del tenis tiene imán.
Nos vemos en NY.
Pero ojo, fuera tristezas. Dentro de nada asomará el US Open, en Nueva York. Y ahora el deseo de darle la vuelta será de Alcaraz. El clásico escribe sus primeros capítulos.
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