A otro perro con ese hueso
Navegar entre tormentas es una característica básica de los buenos equipos, y en eso se afana el Real Madrid en estas semanas, completadas con victorias y con pocos viajes, ventaja para el descanso y temor para los rivales, que siempre temen el paso por el Bernabéu. El Granada pasó de puntillas y salió derrotado, con nuevo entrenador y sin estruendo. Entre las previsiones del equipo no figuraba la victoria. Tampoco el empate.
El énfasis de Ancelotti ha girado hacia los suplentes y la calidad de la plantilla. En su opinión está minusvalorada por la crítica. A otro perro con ese hueso, viene a decir el técnico italiano. Es un debate que viene de lejos, desde el verano sin Mbappé y Benzema, las lesiones de Courtois y Militao, ningún fichaje estrella en la delantera y los problemas musculares de Vinicius.
Llegó Joselu, 33 años y una larga trayectoria en equipos que han vivido al borde del descenso en la Liga, Bundesliga y Premier League. Regresaron Brahim y Fran García después de sus periplos con el Milán y el Rayo Vallecano. Todos ingresaron sin ruido mediático, ni la menor garantía de titularidad de titularidad. Al contrario, se les colgó el cartel de suplentes.
Al torrente de malas noticias -se lesionaron Camavinga y Tchouameni, se rompió de nuevo Vinicius-, Ancelotti ha respondido con un discurso más optimista que estoico. En público, no ha recurrido a quejas, ni a infortunios. Ni tan siquiera transmitió sensación de alarma en la breve convalecencia de Bellingham, aquejado de una lesión en el hombro que todavía no ha sanado completamente.
Bellingham ha sido el remedio infalible del Madrid. Su impacto en el equipo ha desbordado todas las previsiones, que ya eran altísimas, minimizando por sí solo el efecto de todas las bajas en el equipo. En su primera temporada en el club, Jude ha funcionado como un inmenso paraguas. Ha protegido al Madrid con goles, despliegue, personalidad, compromiso y polivalencia.
Su factor de protección alcanza en las últimas semanas a jugadores que no se sentían seguros de su situación en la plantilla. Uno de ellos es Brahim, que aprovecha los partidos como si fueran los últimos de su carrera. Sin Vinicius en la alineación, Brahim ha pasado de una ausencia casi absoluta de minutos a una titularidad a la que se agarra con desesperación y buenas actuaciones.
Desde fuera se aprecia el manto protector que Bellingham y veteranos como Kroos extiende sobre Brahim, un regateador compulsivo que comienza a desprender la confianza que se necesita para establecerse en el Real Madrid. No ha perdido el empuje que le llevó perseguir todo lo que se movía en sus primeras actuaciones, pero ha añadido rasgos de seguridad y aplomo en las decisiones.
Ancelotti incluyó a Joselu en la alineación contra el Granada y hasta cierto punto modificó el sistema, visto el número de lesionados. Esta vez se pareció más a su clásico 4-3-3, con Brahim y Rodrygo frecuentemente en los extremos y el delantero gallego en la punta. Joselu venía de marcar un gol de última hora frente al Nápoles, comido por su impaciencia y la del público. Bellingham se encargó de entregarle un gol seguro y multiplicarle la confianza.
Excepto el empate con el Rayo, que soportó de pie una avalancha de remates, el Real Madrid entra en diciembre a la cabeza del campeonato, con los jugadores extremadamente mentalizados de la dura época que le toca sufrir al equipo y un entrenador que prefiere los mensajes optimistas a la búsqueda de coartadas fáciles.
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