Pasaba por aquí

A Lamine se le cayó la corona

El Flick del curso pasado sería capaz de revertir los problemas; el de este, no lo sé

Susana Vera
Actualizado a

Una amiga me decía: “Mis sobrinos no vienen a comer por el dichoso Clásico, no es para tanto”. Se lo tuve que explicar: para mí es el evento más importante del año. Miras el calendario para ver cuándo es y si podrás disfrutarlo. Durante la semana te imaginas qué va a pasar, quién ganará, quién marcará, si el árbitro beneficiará al Madrid. Lo analizas mientras vas en coche, mientras estás en el gimnasio o mientras escuchas una conversación que no va contigo y sacas las siguientes conclusiones: el Barça ha ido de más a menos en lo que va de temporada, con un Flick desquiciado que ya se ha dado cuenta de lo que significa entrenar al Barca de Laporta y con un fuera de juego que ya no sorprende ni a Mbappé. Además, sin Raphinha, sin Lewandowski, con un Koundé modo personal de seguridad del Musée du Louvre y con un Lamine que pierde la fuerza por la boca. Y enfrente un Real Madrid motivadísimo, que podría aprovechar el Clásico para hacer resurgir la mejor versión de Militao, Vinicius y Bellingham, además del ya gran estado de forma de Mbappé y Courtois. A esto hay que añadir todo lo que tiene un Clásico: penaltis, tarjetas no sacadas, enfados, piques, tensiones, tanganas invitándose a continuar en la calle, Vinicius siendo Vinicius y mucha emoción. También sorpresas como un Szczesny en modo lo que pensamos que hubiera sido Joan García, un Bellingham más parecido al de Alemania (gol y asistencia), peleas entre banquillos recordando a la época de Mourinho y hasta una roja para Pedri. Todo un Clásico.

Lo que no esperábamos es que a Lamine se le cayera la corona tan pronto. Se metió en un lío con su penalti, mentalmente no lo superó, no se atrevió a hacer ni un regate durante todo el partido y solo nos dejó algún pase con el exterior que no sirvió para mucho. Se lo recordaron Vinicius, con ese “solo pases atrás”, y Courtois con ese “hablas demasiado”. Y no les faltó razón, aunque De Jong se empeñara en defender a su compañero al terminar el partido en zona mixta. Mbappé ha recogido la corona que se la ha caído a Lamine y a pesar de fallar el penalti, parece que la llevará con un poquito más de dignidad. Que no se descuide el francés porque Fermín esta más que deseoso por si hay que recogerla de nuevo.

Después de las cuatro derrotas del Madrid la temporada pasada, ya lo predecía Tchouameni: “Celebran nuestras derrotas como si no fuéramos a ganar otra vez. Volveremos”. Y lo han hecho. Sobre todo porque el Barça no pudo explotar ese Lamine-Fermín-Ferran y no supo aprovechar las ventajas que le regaló el Madrid para activar a Lamine; sin balón, los de Flick se comportaron como en las últimas semanas, no apretaron al poseedor, permitieron correr por dentro (eso con Mbappé es peligro inminente) y en ningún momento apareció ese Barça con mordiente y con agresividad.

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A cinco puntos del Madrid, el Flick de la temporada pasada sería capaz de revertir los problemas de juego, físico y cabeza; el de ésta no lo sé. Por cierto, Xabi ya gana partidos importantes, no solo tres puntos.

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