Canal+ (semana 8) y la importancia de un buen guión
Pero antes de empezar, la programación de Canal+.
Patriots-Dolphins 18:00 directo (Sportmanía y Canal+ Deportes 2 HD).
Broncos-Redskins 21:25 directo (Canal+ Deportes y Canal+ Deportes HD).
Vikings-Packers 01:30 directo V.O. (Canal+ Deportes y Canal+ Deportes HD).
Vikings-Packers 22:00 diferido (Sportmanía).
Rams-Seahawks 01:40 directo (Canal+ Deportes y Canal+ Deportes HD).
También podéis encontrar la programación actualizada en http://www.canalplus.es/NFL/
Ni de coña. No me lo creo. Solo hay que ver lo escasos que son los entrenamientos tanto en primavera y verano como durante la temporada regular, para darse cuenta de que la improvisación es un factor mucho más importante que esa precisión matemática que imaginamos en un mundo perfecto. Como he escrito alguna vez, todos los entrenadores terminan en algún momento de la temporada, o de los partidos, por encomendarse a sus jugones para que arranquen una victoria. Por poner un ejemplo, siempre juzgamos el ataque de los Pats como uno de los más sofisticados de toda la NFL. Seguro que es verdad, pero hace dos semanas Tom Brady cantó el mismo audible en tres downs seguidos. Era una carrera exterior por la derecha. Incluso el locutor estadounidense hizo una broma antes del tercer intento, en cuanto Brady cantó la palabra mágica, insinuando que hacer lo mismo por tercera vez no parecía muy inteligente. Otro ejemplo: los Ravens, hace uno o dos partidos, se jugaron cuatro downs en la yarda uno rival haciendo prácticamente la misma jugada en los cuatro intentos. ¿Tanta ciencia para eso? ¿Es verdad que hay tanta sofisticación táctica en la NFL?
No creo que todo el staff se reúna después de un partido para inventar la rueda y encontrar la fórmula mágica que permita derrotar al próximo rival. Simplemente, no hay tiempo para ello. Se estudian los puntos fuertes y débiles del siguiente adversario y se eligen, dentro de libro de jugadas, las soluciones que más daño pueden hacer en los aspectos más frágiles del contrario. El trabajo de ajustar el equipo propio, conseguir que las piezas engarcen, y cubrir las bajas con garantías se come la mayor parte del esfuerzo. En postemporada todo es diferente. Se supone que el equipo propio ronronea como un bólido y los entrenadores sí que hacen un esfuerzo por sacar armas nuevas que sorprendan al rival, pero al final siempre hay que terminar acudiendo al estribillo original. Al guión que se dio como bueno muchos meses antes, en pretemporada.
Un analista, o aficionado a la NFL, puede estar o no de acuerdo con el guión de un equipo. Con su forma de jugar y sus soluciones. En deporte todo es opinable. Lo indefendible es jugar sin un guión. A veces os quejáis de que saquemos conclusiones precipitadas, pero, sin olvidar que todo el que tiene boca se equivoca, esas opiniones lapidaras casi siempre llegan ante la evidencia de que un equipo no sabe muy bien a lo que está jugando. Ahora, pasemos a ejemplos prácticos, que se entienden mucho mejor.
Un ejemplo curioso es el de los Giants. En este caso no es que falte un plan, simplemente está agotado. La NFL ya se sabe de memoria el guión de Coughlin y éste no es capaz de renovarlo dentro de ese equipo por muchas vueltas que se le da a la plantilla. Quizá si se marchara a otro, y empezara de cero, volvería a tener éxito. De hecho, el guión de sus Giants se parece como una gota de agua al que ya aplicó hace muchos años en los Jaguars. Cuando Coughlin se marchó de Jacksonville, el proyecto estaba tan agotado como ahora y, sin embargo, fue capaz de renovarlo en un nuevo equipo, actualizarlo y ganar dos Super Bowls con él.
Otro ejemplo puede ser el de los Browns. Desde primavera tanto su staff técnico como el general manager repitieron una y otra vez que éste iba a ser un año de transición, que no tenían los jugadores que necesitaban para el sistema que querían imponer, y que nadie le pidiera peras al olmo. Sin embargo, durante tres partidos sucedió un milagro que nunca ocurre. Algo así como tirar al aire un montón de libros y que caigan al suelo ordenados alfabéticamente. Con la llegada de Hoyer todas las piezas casaron milagrosamente. El milagro se diluyó tan rápido como llegó con la lesión del quarterback, pero sirvió para que todos nos diéramos cuenta de que, detrás del caos aparente, hay un objetivo. Por eso, ahora tengo muchas esperanzas en los Browns de 2014. Creo que sí hay un plan en marcha, que dentro del equipo lo tienen muy claro, y que se está trabajando con coherencia para poder implementarlo. Solo hace falta que en la próxima offseason consigan reunir los jugadores que necesitan para que funcione.
Hay guiones que, simplemente, no es fácil que funcionen. El ejemplo puede ser el de Chip en los Eagles. Llegó a la NFL con un plan fresco y espectacular, pero él mismo se está dando cuenta de que el mundo profesional es mucho más complicado que el universitario y que con su primer guión no es suficiente. Ahora está dando marcha atrás poco a poco, convirtiendo su radical plan inicial en un híbrido que está perdiendo el sentido poco a poco. No pretendo criticar a Chip, he lo ha hecho pasar muy bien, pero sigo pensando lo mismo que en pretemporada: aguantará un año más en la NFL, intentando que su utopía funcione, y en 2015 volverá a entrenar a un equipo de la NCAA en un camino que ya han recorrido antes otros gurús universitarios.
Y para ver cambios de guión, Es divertido descubrir cómo Jim Harbaugh pensó que podría reinventar a los Niners alrededor de Colin Kaepernick y cómo ha dado marcha atrás después del fracaso de las primeras semanas. Dar marcha atrás a tiempo también es un ejemplo de genialidad. Y ahora, de repente, todos entendemos a los 49ers. Les vemos jugar y sabemos lo que nos quieren contar. En las primeras derrotas, los aficionados intentaban buscar los motivos en falta de compromiso, errores puntuales... el problema era más sencillo: los 49ers no estaban jugando a nada. En esas circunstancias es imposible encontrar culpables con acierto. Ningún actor puede recitar un guión que no ha leído.
Y ya que estamos, y aunque no tenga que ver con el hilo del artículo, quiero disculparme ante los aficionados de Cincinnati, pero los Bengals llevan siendo mucho tiempo un equipo demasiado complicado para mi limitado entendimiento, y sus aficionados son censores demasiado voraces. Lleváis años criticando que hablo poco de ellos, y entiendo que podáis tener razón, pero por mucho que os duela, hasta ahora han sido un equipo que casi siempre me ha desconcertado. Y no soy el único. Cuesta entenderlos, y emocionarse con ellos, si no sientes muy dentro sus colores. Cada verano temo el día en que tengo que escribir su previa y, posiblemente, es a la que dedico más horas de trabajo y estudio de las 32, desde que dejaron de ser un equipo de balas perdidas y se convirtieron en un bloque competitivo. No es porque no vea sus partidos, que llevo tiempo intentando desvelar sus incógnitas sin éxito. Además, casi siempe que he intentado adentrarme en sus complejas interioridades, he salido escaldado por sus exigentes seguidores, que sois los mismos que criticáis que lo ningunee. Si no os gustan los comentarios que hago sobre sus partidos cada martes, estaré encantado de publicar cada semana el análisis en tres líneas que me quiera enviar quien se sienta ninguneado, pero como ya expliqué alguna vez, cada comentario es un apunte de lo que me ha llamado más la atención y no pretende ser una crónica exhaustiva.
Siempre he considerado a Andy Reid uno de los mejores entrenadores de la NFL. No me estoy subiendo a ningún carro. Los que me leéis desde hace muchos años sabéis que le he defendido como un genio incluso en sus peores momentos. Solo le critico que durante años sacrificara su guión favorito para dar cabida primero a McNabb, y después a Vick. Cuando Alex Smith estaba en los 49ers siempre le puntuaba con un cero redondo en la previa, pero porque para mí él era una nota discordante en el guión de Jim Harbaugh. También escribí muchas veces que Smith sí podía ser un factor en una west coast clásica. Su movilidad y su facilidad de lectura en rutas cortas le convierten en un QB muy peligroso en un sistema que le ayude. El guión de Andy Reid es sencillo, transparente, y esos son los más difíciles de contrarrestar, porque no dejan nada expuesto. Están acorazados. La defensa tiene éxito porque sabe a lo que juega y porque está muy protegida. Pasa muy poco tiempo en el campo. Cada vez que sale al emparrillado está fresca y puede jugar con la máxima intensidad en cada snap. El ataque quizá no sea muy anotador, pero busca y consigue guardar el balón durante muchos minutos y controlar el reloj. No hay mejor manera de defenderse que evitar que el ataque contrario salga a jugar. El problema de este guión, que está funcionando a la perfección hasta el momento, es que, en algún instante, un rival conseguirá que la defensa de los Chiefs pase demasiados minutos en el campo, o que el ataque necesite ir más deprisa para mantenerse en el partido. Entonces veremos si de verdad el guión de Reid es tan bueno, y tiene soluciones para cualquier circunstancia.
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