Con el Madrid nadie se reserva

El Madrid ya está por las alturas de la Liga. En esa cumbre que jamás debió abandonar. Y lo ha hecho sin jugar bien al fútbol. Hay cosas que sólo pueden conseguir el Madrid… ¡Y Mourinho! Los ganadores como él son así. Primero, el método. Después, la aplicación. En su afán por hacer un equipo indestructible, el portugués no se agobia por el pobre juego que ofrecen hasta la fecha sus hombres. El resultado prima de momento por encima de la estética. Y no se le puede discutir que los hechos le van dando la razón. Su Madrid no ha sufrido una sola derrota. Y eso que nadie le ha regalado nada. El Mallorca y Aouate hicieron su partido del año, la Real Sociedad de Lasarte se exhibió en Anoeta en un partido jugado a la intensidad de una final de la Champions, el Espanyol vino con lo mejor que le quedaba a Pochettino tras su alud de lesiones y también firmó un gran encuentro en el Bernabéu…

Hago esta coletilla previa y aclaratoria porque con el Barça la medicina es otra. Aprecio mucho a Preciado (y no es un facilón juego de palabras), pero no he terminado de entender lo que hizo en el Camp Nou. Reservar a ocho titulares ante el Barça pese a que éste estaba diezmado por la baja de Messi, me pareció una concesión al enemigo inexplicable. Comprendo que jugando sábado,  miércoles, sábado, cambies dos o tres ruedas del coche. Pero repetir con solo tres titulares respecto de los que habían plantado cara al Athletic en El Molinón cuatro días antes suena a asumir ante el rival que das por perdido el partido y que te conformas con un honroso 1-0 para decir que te vuelves a casa sin una goleada. Impropio de un club histórico como el Sporting, que estuvo a finales de los 70 disputando al Madrid la Ligas.

La propaganda ha conseguido que lo que vende es plantarle cara al Madrid de ese ‘chuleta’ llamado Ronaldo y ganarle a toda costa. Como sea. Sin embargo, a los técnicos rivales, salvo el gran Boquerón Esteban y su magnífico Hércules, parece que les va mejor firmando una derrota honrosa de antemano y luego fundirse en un abrazo emocionado con el ‘amic’ Guardiola para decir que todos somos estupendos y que visca el Barça. Ese no es el camino para asegurar una competición sana, limpia y saludable. El fútbol vive de la valentía de aquellos que no creen en los imposibles. Benditos sean los Hércules y los Esteban que sí creen en la posibilidad de ganarle a cualquiera en un duelo a noventa minutos. El fútbol es para los valientes y para los que luchan para que se cumplan sus sueños. Mi amigo Preciado sabrá entender mi crítica porque él es un tío excepcional y un romántico del fútbol. Seguro que sólo fue una mala noche…

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