EIBAR

Dmitrovic, el 'antimisiles' azulgrana

El portero serbio del Eibar hizo una de las mejores paradas de la temporada al detener con su mano izquierda un obús de Racic, su compatriota del Valencia.

Mutsu KawamoriMutsu Kawamori/AFLO

George W. Bush, presidente de Estados Unidos entre 2001 y 2009 (conocido como Bush hijo), promovió el denominado 'escudo antimisiles', un costosísimo programa militar para interceptar proyectiles de un país enemigo antes de que alcancen su destino. El Eibar dispone de su propio sistema antimisiles, encarnado en una persona de carne y hueso, su portero Marko Dmitrovic.

El guardameta del equipo guipuzcoano, nacido en Subotica (Serbia) hace 28 años, lo demostró con hechos en el Eibar-Valencia (0-0) del pasado lunes en Ipurua. En la segunda parte, empalmó desde el borde del área una volea impresionante el también serbio Uros Racic, un futbolista que procede del Estrella Roja, el mismo club en el que se formó Dmitrovic. El balón parecía un proyectil imparable que iba directo a portería a una velocidad vertiginosa. ¿Imparable? Esa palabra no la emplea Marko Dmitrovic, quien, sin embargo, utiliza de forma portentosa sus manos. Con la izquierda, la buena (es zurdo), logró desviar el 'misil' de su compatriota, lo suficiente para que el esférico no entrase en su marco, golpeó en el poste, y el guardameta lo atrapó tras el doble rechace en la mano y en la madera. Fue una de las mejores paradas de la temporada en Primera División, porque la celeridad que cogió el balón, tras impactar con la bota, fue impresionante, pero el 'sistema antimisiles' azulgrana evitó el peligro. Su mano, protegida con un simple guante, aguantó el impacto del 'obús'. Fue una jugada clave en la segunda parte, con el 0-0 en el marcador, ya que si el 'proyectil' hubiera tocado las redes de la portería -muchos cantaron el gol-, probablemente el Valencia habría ganado un partido que finalizó con el empate inicial. Los dos guardametas fueron los mejores de sus equipos (Jaume Domenech también hizo un buen trabajo para los che) y evitaron la derrota.

Entrevistado tras el partido por un canal televisivo en el propio césped de Ipurua, le preguntaron al de Subotica si tenía lesionada la mano izquierda, que soportó el terrible impacto del balonazo en su impresionante paradón, que fue bárbaro. "En los entrenamientos fortalezco mucho el 'tren superior' del cuerpo. Menos mal que no me hice daño", explicó con sencillez, refiriéndose a que levanta pesas para esta en forma. Su imponente físico (1,94 metros y 94 kilos) también le ayuda al 'Popeye' azulgrana, fuerte como un roble.

Pero la que le hizo a Uros Racic, no fue su única parada decisiva ante el Valencia, porque en el tiempo de descuento Dmitrovic volvió a ser decisivo al despejar con la pierna derecha un lanzamiento a 'quemarropa' de Kevin Gameiro, en una acción que parecía que iba a dar la victoria a los 'ché'. Volvió a 'salvar' a los azulgranas de un traspié que hubiera hecho mucho daño psicológicamente, porque antes hubo un despiste defensivo que pudo costar muy caro. José Recio se quedó protestando al árbitro por un presunto penalti (no pareció nada) en el área valencianista en la jugada anterior, los blancos iniciaron un contragolpe en el que Pedro Bigas cabeceó el balón, pero luego siguió solo con la vista al balón y no vio que Kevin Gameiro le 'ganó la espalda', recibió un pase en profundidad y se plantó solo ante Dmitrovic, que amargó al delantero francés (sigue con su sequía goleadora) con otro paradón al ponerse otra vez el traje de 'salvador' azulgrana.

Un saque de portería del serbio golpeó en la cámara 'aérea'

El serbio también protagonizó la anécdota del duelo Eibar-Valencia, ya que un balonazo suyo golpeó a la cámara 'aérea' o cenital de Ipurua, que está situada muchos metros por encima del césped, sujeta por cables, para ofrecer imágenes 'a vista de pájaro' durante las retransmisiones televisivas de partidos de fútbol en Primera División. Por vez primera se está utilizando en Ipurua en la temporada 2020-2021, aunque se puso en funcionamiento en otros campos desde 2016. Esto es posible porque ya han finalizado las obras de reforma y ampliación de las cuatro tribunas del estadio guipuzcoano. Esta cámara necesita moverse entre cables, que van unidos a la parte más alta de las gradas, para tomar imágenes 'a vista de pájaro', desde arriba, por encima de los jugadores durante los partidos de fútbol. Pues bien, Dmitrovic, que posee un 'cañón' en su pierna izquierda, sacó de su área el balón golpeándolo en el aire con el pie, cogió mucha altura el esférico, que impactó con la cámara situada en el 'cielo'. El árbitro tuvo que parar el partido, y tras ser informado por sus auxiliares, hizo un gesto con el dedo señalando para arriba, antes de reanudar el juego (el colegiado devolvió el esférico al lugar de partida, es decir a Dmitrovic).

Segundos antes, el portero serbio había acertado con el balón a un instrumento audiovisual situado a muchos metros por encima del suelo. En otros estadios más grandes, la cámara 'aérea' o cenital está situada a 20 metros de altura, pero en Ipurua suele estar algo más baja, al ser un campo más pequeño. No sabemos el estado en el que quedó el aparato audiovisual, ni si siguió funcionando o no. Pero es la primera vez que eso ocurre en Ipurua y probablemente no ha sucedido en otros campos, porque pocos tienen la fuerza (y en este caso la puntería) de Dmitrovic. Cuidado con los OVNIS (Objetos Voladores No Identificados), porque están a tiro del serbio en caso de que vuelen bajo. Es otra 'arma' pacífica del 'escudo antimisiles' azulgrana.

Estuvo a punto de marcar un gol en el Sevilla-Eibar de la temporada 2019-2020

Ya estuvo a punto de marcar un gol con la camiseta del Eibar en la campaña 2019-2020 (jornada 34). Después del confinamiento por el coronavirus y de estar tres meses parada la liga de Primera División, se jugaba el Sevilla-Eibar, un partido disputado a puerta vacía, sin aficionados, en el Sánchez Pizjuán el pasado 6 de julio. El conjunto entrenado por Julen Lopetegui ganaba por 1-0, gracias a un gol de Ocampos. El portero checo Tomas Vaclik se lesionó (se le dobló una rodilla) en la penúltima jugada tras un encontronazo con Kike García (Vaclik le arrolló), y la jugada acabó en córner (debía haber sido penalti). Tras haber hecho Lopetegui todos los cambios, el goleador Lucas Ocampos se puso los guantes. Era el minuto 95 y Dmitrovic pensó: 'de perdidos, al río'. Dicho y hecho. Como daba igual perder por 1-0 ó por más, el serbio acudió a rematar el saque de esquina al área rival. Quiso el destino, que el guardameta serbio ejerciera de delantero, porque remató el balón en el córner. Paradójicamente, Ocampos, el atacante que hizo funciones de portero y se puso los guantes, despejó el lanzamiento del arquero azulgrana, evitando el empate de los guipuzcoanos. La fortuna sonrió al Sevilla que acabó clasificándose para la Champions League, mientras que el Eibar se quedó con la miel en los labios, con un buen partido, pero sin un punto que le hubiera ayudado en la lucha por la permanencia y que podría haber llegado de las botas de Dmitrovic.

Poco después, el de Subotica se desquitó de su mal trago en julio pasado. Y es que en la campaña 2020-2021 ha amargado tanto al Sevilla como al Betis y, encima, en sus estadios. Las paradas del 'gigante' serbio -además de la suerte y la mala puntería de los sevillistas- ayudaron a que el Eibar ganara por vez primera en sus 80 años de historia en el Sánchez Pizjuán (0-1), con un gol de Kike García al Sevilla el pasado 24 de octubre. Otro tanto de lo mismo ocurrió el 30 de noviembre en el Benito Villamarín, donde con el empate inicial, Dmitrovic realizó una magnífica parada con un pie en un 'uno contra uno' con Cristian Tello, quien había aprovechado un error en el despeje de Pedro Bigas para plantarse en solitario ante el portero, que conjuró el peligro como si fuera un guardameta de balonmano. Ello permitió a los entrenados por José Luis Mendilibar ganar luego por 0-2, con dianas de Muto y Esteban Burgos (de penalti).

Curiosamente, el plantel de Mendilibar ha logrado 2 triunfos en sus respectivos viajes a la capital hispalense para enfrentarse al Sevilla y al Betis -al doblegar a ambos equipos, sus aficionados no podrán quejarse de discriminación respecto a su eterno rival-; mientras que todavía no conoce la victoria en Ipurua en la presente campaña. Una paradoja en la que el 'antimisiles' azulgrana no puede hacer nada. O sí, si algún día se anima a ir al ataque con el marcador igualado en los últimos minutos y cuando sea necesario obtener la victoria o un empate (en caso de ir perdiendo, lo que sería más factible que ocurriera). Entonces, el internacional serbio arriesgaría en bien del equipo.

Su función es otra, la de ejercer de 'salvador'. Con este 'disfraz' ya paró un penalti a Sergi Guardiola frente al Valladolid en el Nuevo Zorrilla, con el 1-1 en el marcador (antes habían marcado Esteban Burgos, de penalti, y Toni Villa), lo que permitió la primera victoria eibarresa (1-2) de la temporada actual, el pasado 3 de octubre. Era el partido 100 en liga del serbio con el Eibar y lo celebró a lo grande, deteniendo una pena máxima y con un triunfo importantísimo. Era la quinta jornada liguera, y los azulgranas, que comenzaron la liga con un empate con el Celta en Ipurua (0-0), habían sufrido 3 derrotas seguidas, la primera ante el Villarreal en el Estadio de la Cerámica (2-1), y las otras dos en Ipurua con el Athletic Club (1-2), y el Elche (0-1). Su decisiva parada en Valladolid permitió a los de Mendilibar 'seguir con vida' en un duelo en el que Kevin Rodrigues marcó el gol de la victoria en el tiempo de descuento y en inferioridad numérica al haber sido expulsado Pape Diop.

Está rindiendo mejor en Primera División que en Segunda

Dmitrovic llegó al Eibar el 22 de junio de 2017, procedente del Alcorcón (equipo madrileño de Segunda División) tras pagar el club azulgrana un millón de euros, para suplir la baja por lesión del portero Yoel Rodríguez, quien no podía jugar durante 6 meses con el equipo guipuzcoano por haber sufrido la temible 'triada'. Lleva 4 temporadas protegiendo la portería eibarresa en la máxima categoría y, curiosamente, lo está haciendo mejor en Primera que en Segunda. El serbio se benefició del percance físico de Yoel, el portero titular azulgrana en la campaña anterior (2016-2017), y a partir del ejercicio 2017-2018 se hizo con un puesto en el once inicial de los eibarreses, primero 'rivalizando' con Asier Riesgo (ahora en el Leganés) y, luego, con Yoel.

Dmitrovic se convirtió en titular indiscutible, salvo por lesión o indisposición. En la campaña 2018-2019 sufrió problemas de pubis, lo que le obligó a operarse el 21 de noviembre de 2018 de una pubalgia en Munich (Alemania) por la doctora Ulrike Muschaweck. La intervención quirúrgica en tierras alemanas fue bien, y volvió a defender la portería eibarresa en la campaña 2018-2019 tras su recuperación.

En el ejercicio 2019-2020 sólo se perdió 3 jornadas ligueras. En las 2 últimas, actuó Yoel porque el Eibar había alcanzado la permanencia tras su victoria en el feudo del Espanyol (0-2) el 12 de julio pasado, en la jornada 36, y Mendilibar decidió premiar la labor del portero gallego. Su anterior ausencia fue por una indisposición. Así, Yoel jugó en el Eibar-Levante de la temporada 2019-2020 por haber pasado una mala noche anterior el serbio. Lo importante es que Dmitrovic, pensando en el bien del equipo, lo comunicó al entrenador, José Luis Mendilibar, quien decidió que actuara Yoel ante el Levante el 29 de febrero de 2020 en Ipurua, y el equipo eibarrés ganó por 3-0. Pocos días después, el 5 de marzo, Yoel renovó con el Eibar su contrato. Su compañerismo ayudó al grupo (jugó quien mejor estaba en ese momento), y benefició al portero gallego. Y es que Yoel demostró sus facultades ante el Levante, lo que le ayudó a prolongar su 'matrimonio' por un año más, hasta junio de 2022 (su relación contractual acababa inicialmente en junio de 2021) con el club azulgrana.

Internacional con Serbia en 16 ocasiones, fue convocado al Mundial de Rusia 2018, pero no llegó a jugar. Su valor en el marcado es de 10 millones de euros, aunque para el Eibar su precio es incalculable. La entidad eibarresa quiere renovar al futbolista, que acaba contrato el 30 de junio de 2021. Pero el portero tiene muchas 'novias' y es difícil que pueda continuar en Ipurua, sobre todo si sigue destacando como ante el Valencia. Tendrá mucho trabajo el domingo (14 horas), en el partido de rivalidad provincial entre los dos equipos guipuzcoanos de Primera, el Real Sociedad-Eibar, un 'derbi' que acogerá Anoeta a puerta cerrada por el coronavirus. La Real, el conjunto más goleador, le pondrá a prueba. Pero él ya está acostumbrado a eso. Su serenidad y tranquilidad bajo los palos podría ser fundamental para que los azulgranas puntúen en San Sebastián.

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