La sonrisa de Calero, el central más jugón de la categoría
El jugador, cuyo rendimiento el curso pasado fue aciago, es el mejor pasador de la categoría tras Rubén Pérez y es escogido la 'estrella' perica de septiembre.
Después de ser titular las primeras siete jornadas de la campaña pasada, en las que el Espanyol de David Gallego no carburó, Fernando Calero empezó a chupar banquillo. La dirección deportiva había invertido ocho millones en un central que venía a sustituir a Mario Hermoso, vendido al Atlético por 12,5M, pero el funcionamiento colectivo de los blanquiazules y su veraniego estrés por meterse en la fase de grupos de la Europa League penalizó al vallisoletano, que apenas jugó 15 partidos, y solo 100 minutos en la segunda vuelta.
Si el curso pasado, jugadores como Bernardo Espinosa o Naldo Gomes demostraban más fiabilidad para los entrenadores, ahora Calero es el auténtico líder de la defensa, totamente convertido a estrella, como así lo han escogido los propios aficionados del Espanyol (un 32% de la encuesta que hizo el club lo votó como mejor jugador de septiembre). El central ha mutado gracias también al encaje en un equipo que con Vicente Moreno ha encontrado el sentido al juego y la estabilidad posicional.
Calero, con 256 pases intentados, es el segundo jugador de LaLiga SmartBank que más interviene, solo superado por el mediocentro del Leganés Rubén Pérez, con 278. De esos pases, 221 han sido exitosos, por lo que su porcentaje de acierto alcanza el 86%. Un dato que no es baladí, teniendo en cuenta que Calero es el central que más riesgos asume en la salida. Ejemplo de ello es el pase de gol a Nico Melamed en Sabadell o su conexión con el mediapunta en muchos partidos, ya sea Óscar Melendo o Sergi Darder.
El propio jugador declaró recientemente que se había propuesto darle la vuelta a su situación y ayudado por la dinámica ganadora del equipo y la merma de nivel en Segunda lo ha logrado rápidamente. Calero ha cambiado también se perfil de juego, lo que le ha ayudado a estar más cómodo en la salida de balón actuando por la derecha. Pero el jugador no destaca únicamente por esa faceta, pues se ha mostrado inexpugnable en los duelos aéreos y en el juego a campo abierto, aunque aún en ocasiones asume demasiados riesgos cuando salen ha salido de su zona.
A sus 25 años, el futbolista formado en Valladolid apenas había contado el curso pasado con una experiencia de un año en Primera, en un equipo muy organizado y pautado como el Valladolid, por lo que todavía está en proceso de formación, como se demostró el curso pasado, cuando cometió errores impropios de su valor. Este curso recupera esa confianza. Un primer paso para un jugador con aún mucho futuro por delante.