Amsterdam se vistió de azul por un día

Doce del mediodía en la plaza Rembrandt. Lluvia y frío reciben a unos despistados españoles que buscan refugio para resguardarse. Una bandera azul es el reclamo. El día empieza, será inolvidable. Más de dos mil seguidores del Getafe llegaron hasta Amsterdam esta semana para ver el partido si no más importante, sí más llamativo de la historia del club. El mayor desplazamiento, porque hay una generación de vecinos que hoy ya son del Geta. El equipo de su ciudad ha jugado siempre entre los grandes, no necesitan más.

En un pub nos citamos con la Peña Fulham, que repite viaje después de Basilea y pide: “El próximo podría ser el Arsenal”. Hay que mirar por la economía. Martín nos recuerda poco después, frente a la estación central que “Cruyff ya jugó en el Coliseum, había que devolverle la visita”. Se refiere a aquella mítica eliminatoria de Copa de hace más de cuarenta años. El Getafe ha crecido muchísimo, ahora son familias enteras las que le siguen. Niños ilusionados de padres orgullosos.

La locura llega a las cinco. La plaza Dam empieza a llenarse de camisetas y banderas azules. Cánticos, mucho ruido y más ilusión. Aparece Ángel Torres y un montón de aficionados quiere hacerse una foto con el gran artífice de este Getafe que para los mayores era un modesto de categorías inferiores y para los jóvenes es un gallito capaz de pelear con los gigantes. Juan Luis se emociona cuando ve a su amigo José: “Quién nos iba a decir que estaríamos aquí con lo que lloramos juntos aquel día”: José y Juan Luis compartieron miserias futboleras y hotel el día que el Geta se fue a Segunda en Sevilla.

Toca partir. Ya llegó el fondo azulón, estamos todos. Mucho ruido y nueces. La historia espera al Geta en el Johan Cruyff Arena. Un viaje inolvidable, pero Bea lo sabe: “No será el último”. Me viene a la cabeza lo que dijo Ángel Torres hace un rato: “La que hemos liado”. Muy gorda, desde luego.