Valencia VAL
1
Maxi Gómez 14'
Finalizado

LOGROÑÉS 0-VALENCIA 1

Maxi Gómez paga la ronda

Un solitario gol de cabeza de Maxi Gómez, tras excelso centro de Ferran Torres, le bastó a los de Celades para pasar de ronda ante un correoso Logroñés.

El Valencia seguirá defendiendo su título en esta Copa del Rey. Un solitario gol de cabeza de Maxi Gómez, tras excelso centro de Ferran Torres, le bastó a los de Celades para pasar de ronda, aunque lo hizo, como tantos otros grandes ayer, pasando algún que otro apuro. La UD Logroñés demostró porqué los números le tildan a día de hoy como el mejor equipo de la Segunda B y su premio, además de un récord de asistencia en Las Gaunas que reafirma el vinculo de la ciudad con este proyecto nacido en 2009, fue llegar vivo en la eliminatoria hasta el último suspiro de la misma.

El Valencia, cierto es, salió como se debe salir a este tipo rondas a partido único; sin miramientos y con mordiente, a dejarle claro al equipo modesto el rol de cada uno. Así, cuando el reloj no había llegado a la media hora, Maxi Gómez había hecho su gol, el árbitro le había anulado otro al charrúa por fuera de juego y Gorka y Olaetxea habían sacado el balón de la misma línea tras sendos remates de Ferran y Kang-in Lee. Pero el Valencia, en el último tramo de la primera parte, se relajó. Más bien se durmió, y su plácida noche dejó de serlo.

La UD Logroñés empezó a creerse el “sí se puede” que gritaba Las Gaunas. Paredes y Ñoño encontraron en Thierry Correia la grieta para meterle mano al campeón. Si el portugués quería convencer a Celades de algo que no sea fichar un lateral derecho ahora en enero, desde luego no puso mucho empeño. Al descanso se llegó tras ocasiones de Socorro y David y con el larguero de Jaume, que jugó porque Cillessen se lesionó en el calentamiento, aún tambaléandose tras un despeje de Mangala.

Los de Sergio Rodríguez, una vez se desmelaron, dejaron de tenerle respeto al Valencia. El duelo entró en un ida y vuelta para disfrute del respetable y peligro blanquinegro. Celades mascaba la tragedia y echó mano de Coquelin, que puso orden. Pero como Ferran ni Soler ni Gameiro remataron la faena, los riojanos nunca dejaron de creer. Les faltó el gol y por ello solo se llevaron a casa el aplauso de su gente.

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