Vingegaard aguanta el pulso

El Tour celebró este sábado la peligrosa etapa de Mende, que siempre nos lleva en la memoria a la emboscada que la ONCE le preparó a Miguel Indurain en 1995 con Laurent Jalabert y Melcior Mauri, en uno de los días más complicados del navarro con el maillot amarillo. El regreso al aerodrómo, por cierto, coincidió con el 58 cumpleaños de Indurain. No creo que le gustara mucho el regalo. Mende también era, y lo sigue siendo, la sede del último triunfo español en la Grande Boucle, por parte de Omar Fraile en 2018. Entre medias, Marcos Serrano y Purito Rodríguez triunfaron igualmente en esta llegada del Macizo Central. Han pasado 84 etapas. Y la sequía continúa.

La alargada sombra de los dos recuerdos inundó la 14ª etapa del Tour. Los dos escenarios planearon sobre el caluroso trayecto de 192 kilómetros. Pero ninguno se reeditó. Dos españoles se metieron en la escapada del día, formada por 23 ciclistas. Y pelearon la victoria, hay que reconocérselo a ambos, pero no pudieron rematar: Marc Soler, con permiso especial del jefe Tadej Pogacar para probar, terminó cuarto; mientras que Luis León Sánchez, tercero cuatro días antes en Megève, se clasificó duodécimo. Los dos se mostraron muy competitivos, pero en el Tour participan los mejores del mundo en su mejor momento de forma. Hasta las fugas son pata negra. El triunfo se vende muy caro.

También hubo un amago de encerrona entre los hombres de la general. Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard salieron a palos, y ambos llegaron a estar metidos en cortes punteros, por delante de su rival. En un serrucho como este recorrido, con las fuerzas ya muy justas, la escolta de compañeros es fundamental para no acabar aislado. Primoz Roglic se quedó descolgado, pero Vingegaard sí mantuvo a Wout van Aert y Sepp Kuss, que evitaron males mayores, igual que Brandon McNulty reintegró a Pogacar cuando el maillot amarillo se marchó hacia arriba. Después de esta descomunal trisca, de golpes en las dos direcciones, el Jumbo propuso un parón para cerrar las hostilidades. Y el UAE Team aceptó la tregua.

Delante se había formado una escapada numerosa, con cazadores de calidad: Pinot, Urán, Martínez, Kämna, Mollema, Geschke, Woods, Fulgsang, el ‘movistar’ Mühlberger... El triunfo se lo apropió el más fuerte: Michael Matthews, australiano de 31 años, ganador de etapa en las tres grandes rondas con un total de diez, cuatro de ellas en el Tour. Matthews fue el primero que rompió el grupo, luego atrapado por un trío integrado por Luis León, Kron y Gosschartner; y también fue el primero en lanzarse en la cota final de la Croix Neuve, renombrada Monte Jalabert en honor a aquella lejana gesta, pero volvió a ser capturado y rebasado, en este caso por Alberto Bettiol. El veterano del Bike Exchange no se rindió y persistió hasta remontar al italiano, en un final entre clasicómanos… La Clásica de Mende.

Bastante más atrás en el tiempo, a 12:34 minutos, hubo pelea de gallos. Pogacar arrancó son su ferocidad habitual, pero Vingegaard se pegó a su rueda como una lapa y no la soltó hasta cruzar la meta, donde el esloveno insistió con uno de sus tradicionales esprints a ninguna parte. Si el maillot amarillo sufrió durante esos tres kilómetros al 10,2% de pendiente ante la percusión del doble campeón del Tour, no se le notó. El danés resiste el pulso, una y otra vez. El pulso físico. Y el moral.

Sin salir de la clasificación general, Louis Meintjes dio un salto desde la escapada hasta la séptima posición. Enric Mas, en consecuencia, es ahora décimo. Un poco más lejos.