Pogacar juguetea en el segundo reinado de Vingegaard

Jonas Vingegaard se coronó este domingo en los Campos Elíseos por segundo año seguido. El danés pasa a integrar así el selecto club de pluricampeones del Tour de Francia. Un total de 22 ciclistas lo han ganado más de una vez en 110 ediciones. Y entre ellos, 14 corredores lo han hecho de forma consecutiva. Ya es grande entre los grandes. Un socio de lujo en dos ilustres listados en los que también figura Tadej Pogacar. El nombre del segundo clasificado enaltece el éxito del primero. Ha sido un duelo de gigantes, donde solo podía quedar uno. Y ese ha sido Vingegaard, que ha tenido que conquistar dos veces el Tour, y las dos veces ante un fenómeno como Pogacar, para ser aceptado como el más fuerte de la carrera, como el número uno… Vingegaard es el campeón. Sin fisuras. Tras sus triunfos en 2020 y 2021, el esloveno parecía llamado a marcar una larga y frondosa era en la Grande Boucle. Ahora es el danés quien cuelga esa etiqueta, se ha erigido como el hombre a batir. El resultado queda empate: Vingegaard, 2; Pogacar, 2. Pero Jonas partirá el próximo año en la pole. Por derecho propio.

El Tour deja un campeón en el podio y otro en el corazón de los aficionados. Da la sensación de que Pogacar ha llegado más al público por su ciclismo alegre, por su constante predisposición al ataque... Nos ha quedado la imagen de que el esloveno ha arrancado muchas veces, y eso siempre encandila. Lo hizo incluso este domingo en los Campos Elíseos, con un Van Hooydonck alucinando a su rueda. Pero es justo reconocer que, a la hora de la verdad, los golpes del danés han sido más certeros. El día que Pogi arañó más tiempo fueron los 28 segundos de Cauterets. Nunca pasó de ahí. Vingegaard, sin contar la pájara de la Loze, le metió 1:04 en la jornada del Marie Blanque y 1:38 en la contrarreloj de Combloux. Uno generó espectáculo y el otro aplastó al rival gélidamente como un robot.

La Grande Boucle ha brindado grandes emociones. Gracias, sobre todo, a ese pulso de titanes. Pero también en otros frentes. Esta vez, además, el pelotón español ha participado en la fiesta. Después de cinco años sin catar la victoria, en este 2023 ha logrado tres etapas: dos a cargo de dos veteranos, Pello Bilbao y Ion Izagirre, y la tercera, en los majestuosos Alpes, de una prometedora perla, Carlos Rodríguez, la revelación de este Tour. El granadino acaba quinto en París, justo por delante de Bilbao, pero llegó a ocupar puesto de podio. Sus prestaciones, a los 22 años, abren la ilusión del futuro.

El Movistar no pudo participar de esos festejos españoles. La baja de su líder, Enric Mas, en el primer día de carrera, dejó al grupo desorientado. Aun así, supo cambiar de espíritu y de planes, se metió en múltiples aventuras, incluso este domingo con Nelson Oliveira y Gorka Izagirre; rozó la victoria con Matteo Jorgenson en el reaparecido Puy de Dôme, brilló con Antonio Pedrero en Issoire... Pero el infortunio se cebó con el equipo hasta dejarlo en el esqueleto, con sólo cuatro ciclistas.

Oliveira, que lanzó el penúltimo cohete del Movistar, junto a Simon Clarke y Frederik Frison, fue también devorado. Igual que su compañero Gorka, que arrancó después. Al margen de estas intentonas y de los jugueteos de Pogacar, el protagonismo en el esprint final de París recayó en el belga Jordi Meeus, de 25 años, que impidió la quinta victoria de su compatriota Jasper Philipsen. Una enorme sorpresa para cerrar un Tour de ensueño.