EUROLIGA | MADRID 98 - PARTIZÁN 94

La vieja guardia siempre vuelve

Sergio Rodríguez, Sergio Llull y Rudy Fernández dieron su enésimo servicio a la causa madridista en una noche histórica. El último cuarto de los tres recordó a la primera época dorada con Laso en el banquillo.

Con 16 abajo (56-72) y 13 minutos para el final del partido, Sergio Rodríguez saltaba a la pista. El base, que fue uno de los motores que encendió la remontada en la eliminatoria en Belgrado, también iba a ser el comandante que condujese la nave madridista a buen puerto en el quinto partido de la serie. Para ello contó con dos lugartenientes con los que se ha curtido en mil batallas: Sergio Llull y Rudy Fernández. Fueron minutos de déjà vu en el Palacio de los Deportes. Los espectadores se frotaban lo ojos. Por un momento nadie sabía si estaba en 2023 o en 2013, cuando el todavía joven proyecto liderado por Pablo Laso empezaba a dominar Europa con los tres mismos apellidos al frente. Rodríguez, Llull y Fernández.

Ha pasado más de una década desde que se juntasen los tres por primera vez en una pista de baloncesto con la camiseta del Real Madrid. Fue a finales de 2011, cuando el lockout de la NBA permitió al equipo blanco contar durante unas semanas con Rudy. Ese breve paso por la capital española iba a ser un entrante. El plato principal se serviría a partir del año siguiente, en la temporada 2012-13. Rudy se estableció en España y los tres compartirían vestuario durante cuatro años, hasta que en 2016 el Chacho intentaría otra vez hacer las Américas. En ese momento acababa de cumplir 30 años. Rudy tenía 31 y Llull 28. Juntos habían levantado 3 Ligas, 3 Copas del Rey, 3 Supercopas de España, 1 Copa Intercontinental y, claro, 1 Euroliga. La Joya de la corona de la primera etapa del Laso en el banquillo.

Ahora suman más de 100 años entre los tres y el paso de los minutos, las lesiones, el cansancio, la edad... son factores que hacen que los tres estén lejos de sus momentos más gloriosos como jugadores. La temporada no está siendo fácil para ninguno de los tres. El Chacho regresó al Madrid en verano para intentar dar estabilidad y veteranía a un puesto de base que se había quedado cojo, pero promedia menos de 15 minutos por partido. Rudy, el más mayor de los tres, lastrado por las lesiones, se ha perdido 44 de los 74 partidos que ha disputado el Madrid hasta ahora. Y Llull, al que las dolencias tampoco permiten coger ritmo, está en sus peores números de anotación desde 2008. Estos tres hombres, más cerca de la retirada que de su cénit como jugadores, encendieron una vez más el WiZink Center de una manera que solo pueden hacerlo los más grandes.

El último cuarto de las tres leyendas blancas, tres de los mejores jugadores españoles de la historia con todas las de la ley, fue para enmarcar. Los 13 puntos del Chacho para impulsar a los suyos, además de sus asistencias y su ritmo de juego. Los triples de Llull para confirmar el sorpasso al Partizán, dos puñaladas en la moral del rival, en el momento que más duelen, que nadie sabe dar como él. Sin olvidar su defensa fundamental sobre la estrella de los serbios, Kevin Punter. Y, por último pero no menos importante, la intendencia de Rudy, que sin meter un solo punto fue el alma del equipo con su inteligencia defensiva, sus robos y sus rebotes en ataque. Una combinación de factores que cada vez cuesta más ver, pero que ayer apareció en el mejor momento posible.

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