El Madrid no se cansa de pasar

Hay duelos incontrolables y difíciles de predecir y otros que se resuelven por el peso de la evidencia, de los números, por la diferencia de talento. El Madrid-Alba, líder frente a colista, fue de los segundos (99-75). El motor blanco no rugió, no subió demasiado de revoluciones, pero le bastó para acabar con 99 puntos con un 60% en tiros de campo (16 de 27 en triples) tras repartir 32 asistencias (23 entre Campazzo y Sergio Rodríguez, que no se cansaron de pasar). Hezonja empezó fino y acabó igual: 26 tantos en 23 minutos con 5 de 6 de tres. Musa dio un acelerón en el tercer cuarto (11 puntos entonces) y Tavares y Koumadje se miraron a los ojos, aunque Edy tiene más talento y metió mucho más miedo al rival.

En la previa, Chus Mateo hablaba de “rival imprevisible”, por aquello de su ritmo, de sus rachas en el tiro, pero lo fue menos y con un potencial más limitado por el aluvión de ausencias que presentaba. ”Por las lesiones, no es el mejor momento de viajar a Madrid”, indicaba Israel González sin precisar. Luego se conoció que, además de Matt Thomas, Sterling Brown, Louis Olinde y Justin Bean eran bajas. Un duro golpe en la línea de flotación berlinesa, que salió a jugar sin ninguna presión, eso sí. Lo normal es que perdiera, como había hecho ante los blancos en los 16 partidos de este siglo, y a veces en el deporte dos más dos son cuatro: y perdió (17-0).

El técnico merengue movió el banquillo, dio a Ndiaye la titularidad frente a Thiemann (claro referente del Alba) y presencia a Abalde, que en la primera parte ya había jugado 7:23, más que en cualquiera de los otros tres encuentros de la Euroliga en los que pisó la pista (y encestó su primera canasta).

El Madrid abrió brecha rápido, hasta el 26-13 con tres triples de Hezonja y 6 asistencias exprés de Campazzo, amenaza de zarpazo salvaje que el Alba esquivó porque el líder no era tan arrebatador como en jornadas previas. El duelo entró en un parón gigante, en una dinámica de fallos y carreras sin sentido que dieron aire a los de Berlín, porque nadie sumaba y la desventaja rondaba solo los 10 tantos. Más de cinco minutos del segundo cuarto con un 4-4 de marcador parcial. Entre el final del segundo acto (44-33) y el inicio del tercero, Thiemann encadenó 12 puntos. El Alba seguía ahí, agarrado a la cuerda, aunque no parecía capaz de hacer un Unicaja, de repetir la tremenda remontada del pasado domingo de los malagueños.

Musa no saltó a la cancha hasta la segunda parte, su verticalidad y puntería hicieron que el Real engranara otra marcha en ataque. El elevado acierto general de los blancos, de nuevo con Hezonja en acción, terminó de romper la resistencia alemana, que, pese a todo, lanzó más veces que su rival porque atrapó 16 rebotes ofensivos (añadan 14 pérdidas locales).

El último cuarto fue un paseo merengue, una exhibición de asistencias, porque si primero había sido Campazzo (13 pases de canasta), ahora era el turno de Sergio Rodríguez, que conectó con todos, también con Ndiaye, para concluir con 10. El Madrid bajó el pistón hace una semana en el tramo final contra el AS Mónaco, esta vez aceleró, también el adversario le dio facilidades. Era un juego sencillo: pase y acierto con 10 asistencias entonces, 32 en total. Una gran marca para un líder que sigue invicto.