COCINA

Estos son los consejos de Karlos Arguiñano para vivir más, mejor y barato

El chef vasco ha presentado en Madrid su último libro: ‘545 recetas para triunfar. Fáciles de hacer y ricas de comer’ (Planeta).

El más veterano, popular y querido de los cocineros de la televisión vuelve a sorprender con un libro que ya es de referencia en la bibliografía culinaria. Karlos Arguiñano ha querido volcar en 545 recetas para triunfar. Fáciles de hacer y ricas de comer su ingenio para hacer platos asequibles a todos los niveles, con productos sencillos de conseguir y que aseguran el triunfo en la cocina. Porque, para Arguiñano, cocinar es un placer cuya recompensa es la alegría de compartir y la promesa de la buena salud.

Y durante la presentación del libro esta mañana en Madrid ha hablado precisamente de eso: “Me hace mucha ilusión cocinar cada día, pero para cuatro. Con 76 años ya no estoy preparado para cocinar todos los días y para tanta gente como se hace en un restaurante. Eso se lo he dejado ya a mis hijos. Yo cocino como una abuelita y eso me hace feliz. En una hora hago dos platos”.

Una hora es precisamente lo mínimo que él considera que una persona con amor a su familia debería cocinar cada día, un mensaje que lanza para quienes no se meten entre fogones porque dicen no tener tiempo: “Incluso me parece muy poco. Una hora la pasas en el crossfit. Pues cocina un poquito y muévete mientras se están cociendo las albóndigas. Decimos que no tenemos tiempo, pero luego cogemos entradas para un concierto de Oasis con un año de antelación. Si tienes cariño a tu historia y tu familia, una hora es poco. Hay quienes hacen dos horas y media de bici al día, pues que hagan una y cocinen, que no van a hacer el Tour”.

Cómo comer bien y barato

“Yo no digo que no haya que comprar una tortilla ya hecha, pero el que lleva esta tortilla a casa no sabe lo que es el cariño. Hace 25 días que está hecha una tortilla que vas a llevar a tu pareja y a tus niños”, insiste Karlos Arguiñano y recalca la importancia de comer bien. “Cuanto más variado comas, mejor alimentado estás”.

Para el chef, es clave tirar de productos de temporada y acercarse al menos dos veces por semana al mercado, y, sobre todo, cocinar en casa: “Una familia con salud está preparada para todo. Con mis años, o cuido la salud o me voy a visitar a mis abuelos. Y a esta edad soy sabio”.

“Si vas a la compra, hay verduras, legumbres, carnes, pescado…, todo variado. Del momento. El hacer la compra es la base de una buena alimentación. Hay que ir dos días a la semana y encontrarás comida sana y relativamente barata. En su mejor momento y en su mejor precio. Y es importante porque la vida ha subido mucho”, sigue.

Para el cocinero, en toda despensa debe hacer algo de legumbres, arroz, cebollas y ajos. Y el pescado y la carne se pueden comprar al día: “Con un kilo de lentejas das de comer a diez personas. Solas, con puerro, zanahoria, costilla… Y en una olla exprés están en once minutos”.

Su éxito en la televisión

Karlos Arguiñano ha triunfado en televisión, donde lleva años enseñando recetas asequibles y fáciles de hacer. Un éxito que confiesa que no esperaba: “Un ama de casa suele manejar entre 15 y 25 recetas, así que, como cocinero, pensé que me saldrían unas 400. Con un programa diario, creía que podría aguantar unos meses en la televisión. Jamás se me pasó por la cabeza que estaría tantos años. Estoy en mi mejor momento. Es acojonante”.

El secreto, para el chef vasco, está en rodearse de un buen equipo. “Me pasó incluso en mi casa, con mi mujer, Luisi. En la vida hay que elegir bien”, cuenta. “Mi madre me decía ‘qué poco fundamento tienes’, y ahora parece que soy el hombre del fundamento”.

Inicios como chef y jubilación

Durante la rueda de prensa de presentación de su libro, Arguiñano recordó también sus comienzos en la cocina, desde muy niño. “Mi madre era inválida y tenía cuatro hijos. Casi no se tenía de pie. Yo, con 7-8 años, llegaba a casa y ya me tocaba ayudar: pelar patatas, poner la mesa, limpiar… Para mí era natural con 10-11 años cocinar”.

Sin embargo, no fue su primera opción, ya que se decantó por estudiar una formación profesional de chapista. “Ponía las puertas y techos a las locomotoras. Y una vez un conductor me preguntó quién ponía las puertas. Le dije que era yo y me contestó que se le abrían en las curvas”. Y ahí fue cuando decidió irse a Zarautz a hacer unos cursos de cocina con 18 años.

Eso sí, a sus 76, sin embargo, Karlos Arguiñano no piensa en la jubilación. “En mi tiempo libre paseo hora y media, tomo café con mis amigos tres cuartos de hora por la mañana, y veo que los que están jubilados repiten mucho las cosas, así que quiero seguir activo”. Una suerte para todos sus seguidores, que no son precisamente pocos (este es su undécimo libro con la editorial Planeta, con la que lleva vendidos 1.300.000 ejemplares).

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