TENIS

Pablo Llamas: “Este es el primer año que no pierdo dinero”

El andaluz, compañero de generación de Alcaraz, puede ser el siguiente jugador español que entre en el Top-100. Este año ha explotado para ganar 241 puestos en el ranking.

Jose-Luis Contreras/MB MediaGetty Images

Pablo Llamas (Jerez de la Frontera, 21 años) ha pasado esta temporada del puesto 372 al 131, cada vez más cerca del Top-100 después de ganar su primer partido ATP en Lyon y ser finalista en el Challenger de Vicenza y campeón en el de Segovia. En su etapa júnior ganó la prestigiosa Orange Bowl y la Copa Davis de la categoría con España y Carlos Alcaraz como compañero. Ahora intenta meterse en las NextGen ATP Finals (28 de noviembre al 2 de diciembre), y habla en AS sobre lo complicado que es establecerse en el circuito.

Como es la primera vez que hablamos, seguro que a los lectores de AS les gustará conocerle un poco mejor, su trayectoria más temprana, el background, vamos…

Empecé con cuatro o cinco añitos en Jerez, en el club Nazaret. No lo recuerdo bien ahora mismo, pero creo que fue por mi hermano Iván, que es el mayor, que estaba jugando allí y me había gustado lo que veía, quería jugar. Mi madre me dio una raqueta para jugarme dos bolas, a ver si le daba. Le di y a partir de ahí dije, ‘oye mamá, yo quiero jugar al tenis’. Y empecé. A los siete, ocho añitos, ya mis entrenadores me dijeron, ‘tío Pablo, juegas bien, fedérate, juega torneos, inténtalo por aquí, a ver qué tal se te da, poco a poco, por la provincia’. Luego fui a Sevilla y se me dio bien, tenía talentillos, ganaba bastantes partidos a nivel provincial, era de los mejores, incluso ganaba algún torneito que otro. Y me fui entrenando, jugando mejor, cogiendo el nivel hasta que empecé con Sub-12, Sub-14, si no recuerdo mal, y al principio era como todo muy grande para mí, pero poco a poco me fui acostumbrando, incluso te diría que gané alguno. Y bueno, ahí empezó todo hasta los 14, 15, que ahí ya yo veía que en mi club, por circunstancias, mis entrenadores no podían viajar tanto conmigo, no podían darme lo que yo quería. Me fui para la Academia de Tenis Ferrer, en Jávea, y estuve hasta los 19. Allí es cuando empecé a jugar todos los torneos Sub-18, los 10-10, los Grandes Slams júnior, etc.… y ya luego con 19 me vine para Sevilla. Y ahí estoy.

¿Quién es su entrenador ahora?

Ahora mismo es Agustín Boje, el principal, y luego José Leal Gómez, como mi segundo, estamos entrenando en la Federación Andalucía.

Lo primero que se supo de usted es que en 2018 ganó la prestigiosa Orange Bowl, y luego, ese mismo año la Copa Davis júnior, en el equipo de España con Carlitos Alcaraz. Luego se le perdió un poco la pista, ¿por qué?

El 2018 fue todo muy bien, era el primer año junior, incluso el 2019 fue para mí un pedazo de año, gané unos cuantos ITF júniors, me clasifiqué para todos los Grandes Slams. Fue un año de transición a los Futures, me acuerdo de que en el 2020 gané el primero y llegó la pandemia. A partir de la pandemia fue cuando mi rastro esfumó.

¿Le perjudicó mucho el parón?

Sí, a mí la pandemia me perjudicó muchísimo. Yo antes de la pandemia tenía un nivel de confianza muy grande, la verdad, acababa de ganar mis primeros Futures. Estaba muy feliz, muy contento, tenía ganas de más y estar dos meses en tu casa sin poder salir, sin poder hacer nada... Después de la pandemia fui cayendo en picado por la presión, se me quitaron las ganas de jugar, me pasaron muchas cosas y estaba muy lejos de mi familia entonces. Cuando estaba abajo, no tenía a nadie. Entonces decidí irme para afrontar un nuevo reto, darme una nueva oportunidad y me vine a Sevilla, a la Federación Andaluza, y ahí me acogieron como si fuese su hijo y estoy aquí gracias a ellos.

¿Anímicamente buscó algún tipo de ayuda salió del hoyo usted solo?

Con los míos, con mis entrenadores, mi familia, mis amigos. En Sevilla estaban mis amigos, en la universidad, estaba casi todo el día con ellos. Mis padres, a pocos minutos de donde yo vivo, iba a casa cada fin de semana a ver a los míos, a los amigos de Jerez que hace mucho que veía. Empecé a entrenar, a cuidarme más de las lesiones y poco a poco para arriba. Gané partidos, hice tres torneos buenos seguidos, y cogí poco más de confianza. A los siguientes torneo, fui más motivado. La clave, como siempre, es ir con más confianza. Si le ganas a uno con el que igual te tocaba perder, subes. Pasa un torneo y otro, y cuando te das cuenta, haces cuartos en tu primer Challenger, en Braga, justo hace un año. Lo viví con una ilusión, entusiasmo, y dije, ‘¿por qué no hacer otros? Y, de repente, hice semifinales para acabar el año en Valencia y Maspalomas. Eso me dio una confianza terrible. Luego volví a caer en pretemporada en una lesión de pubis. Pero con la experiencia de otros años, lo supe gestionar muchísimo mejor, y no me ha perjudicado, porque la verdad es que este año está siendo un pedazo de año.

Y llegó su primera victoria ATP, en Lyon…

Yo estaba apuntado a la previa de Roland Garros, no a ese torneo, y tenía que decidir, si jugarme esperar por si entraba en París si alguien se lesionaba a última hora, o ir a la qualy del ATP. Me acuerdo de que jugaba el domingo o el sábado, y llegué el día antes de madrugada, increíble. Se fueron dando los partidos, gané el primero y el segundo en la previa, y contra Max Purcell (australiano de 25 años y 41º del mundo), en la primera ronda, yo sabía que era un partido bastante duro. Pero bueno, fui a disfrutar de la experiencia, era mi primer cuadro ATP, contra un tío que estaba en el Top-60 en ese momento. La verdad que fue una alegría increíble, ganar mi primer partido ATP en Lyon, y sabiendo que iba a jugar contra Felix (Auger-Aliassime) al día siguiente, con la grada a reventar. La verdad es que fue una experiencia muy bonita, y que seguro que aprenderé de ello, porque era mi primer cuadro contra un tío Top-10. No supe gestionar bien todos los momentos del partido, estaba como en un sueño, no me lo creía. Si jugara ese partido ahora, lo enfrentaría de una manera totalmente diferente.

“La pandemia a mí me perjudicó muchísimo”

Parón en 2020

Y luego, la previa de Wimbledon y el título en Segovia, un Challenger en pista dura, ¿cómo lo vivió?

Yo diría que ha sido lo más inesperado de mi carrera, ganar ese título, la verdad, porque a ese torneo no quería ir, hasta que mi entrenador me cogió y me dijo, ‘Pablo, mañana cojo el coche y nos vamos’. Gracias a que me dijera eso, me dio como un impulso, y dije ‘venga, tengo que hacerlo, coño, mi entrenador me ha dicho eso, no lo voy a discutir. A muerte con lo que él me dice’. Incluso fui malo, con fiebre, con la garganta mal, tomando antibióticos. Y pensé, madre mía, ¿dónde me estoy metiendo? Luego, las cosas cuando menos expectativas tienes, cuando menos te lo esperas, pues van y pasan. Y la verdad que fue un logro totalmente inesperado, como ya he dicho que recibí muy contento por cómo lo gestioné, cómo me superé mentalmente. Porque la pista rápida no es ningún punto fuerte, y gestionarlo y superarme así cada día, pues la verdad que fue un orgullo para mí.

Ahora está en su mejor ranking y lo va a mejorar este año… ¿El objetivo es meterse en el Top-100?

Eso me lo preguntan mucho, mis objetivos, pero yo siempre digo que yo no he hablado nunca de objetivos con mis entrenadores, la verdad, de meterme el Top-100, el Top-50, de jugar este torneo o el otro… El objetivo es dar lo mejor de mí cada día, cuidarme al máximo, intentar hacer todo lo mejor posible, y que lo que venga, pues bienvenido sea.

Pero supongo que algún sueño sí tiene, ¿no?

Claro, sí, sueños tiene todo el mundo. Por ejemplo, el sueño más cercano ahora mismo es jugar las NextGen ATP Finals. Sería para mí una ilusión increíble poder estar en ese torneo, por el simple hecho de ganar ahí, en Arabia Saudí, algo diferente, con un formato distinto. Me encantaría ser uno de los mejores sub-21. Y luego el sueño más cercano está claro que es el Top-100, cualquier jugador sueña con estar entre los mejores del mundo.

¿Está pudiendo vivir del tenis?

A día de hoy, rondando el 130 del ranking, sí. Este es el primer año de mi vida que no he perdido dinero jugando al tenis.

¿Cómo se mantenía antes?

Con ayudas. La Federación Española me ayuda muchísimo. La Federación Andaluza, también para los entrenamientos. Ayuda de donde se podía, porque mi familia no tenía para costearme la carrera. Traté de coger de donde se podía, la verdad.

¿Tienes patrocinios, marca de ropa…?

Estoy con Head, pero que no me da dinero. Y ahora mismo tengo una marca de ropa que se llama Leorêves, que sí que me da algo al mes. Me da 400, 500 euritos. En cuanto a marca, esas son las ayudas que tengo. A mí me parece que este año he mejorado muchísimo mi ranking. Yo supongo que mi manager podrá conseguir cosas bastante mejores.

“Alcaraz es un encanto, podría haber cambiado, pero no lo ha hecho”

Amistad

¿Cuál es su estilo de juego?

Soy un tenista que puede jugar de todas las maneras, diría yo, dependiendo de la calidad del que tenga enfrente. Si le molesta que me vaya para la red, me voy para la red. Si le molesta que la haga dejada, la hago dejada. Si le molesta que los puntos sean largos, me puedo tirar de fondo haciendo intercambios largos. Mi estilo no es muy agresivo. Soy más de construir los puntos, de ser sólido, pero también si a un jugador de fondo no le gano, puedo hacerte dejadas y cambiar mucho la forma de jugar durante el partido. Para mí eso es un punto fuerte que yo construyo.

¿Sigue teniendo relación con Alcaraz?

Sí, tengo su número de teléfono y este año he podido coincidir un poco más con él. He coincidido en el Challenger de Murcia, luego en Wimbledon la semana que él jugaba el ATP de Queen’s. Fui allí a verlo, me dio algunas entradas. Luego en el US Open le volví a ver. Hablamos de vez en cuando, compartimos algunos mensajes, pero ya está. Yo sé que la relación con él siempre va a estar ahí, pero sé la vida que tiene. No puedo molestarle cada vez que gane, porque sé que recibirá 500 mensajes, como para tener uno más. Yo sé que eso está ahí y que cuando lo vea tendré la pedazo de relación que he tenido siempre con él.

¿Es tan buen chaval como parece?

Podría haber sido un tío totalmente diferente, podría haber cambiado, pero la verdad es que tanto él como su padre y su madre no han cambiado nada. Son un encanto de personas y me ayudan en todo lo que pueden. Conocí al padre después de mucho tiempo allí en Queen’s y la verdad es que se portó conmigo de diez. Carlos es siempre superamable, superatento, intenta ayudar en lo que puede… Que el número uno del mundo, el dos ahora, te ayude de esa manera, es increíble.

¿Para usted, verlo es una motivación?

Sí, quiero verlo siempre. Cada vez que lo hago flipo, sinceramente. Es que es increíble. Para mí, a día de hoy, excepto con Djokovic, cada vez que lo veo, el partido depende de él. Para mí tiene un plus sobre el resto. Y tenerlo ahí enfrente… ojalá algún día pueda compartir pista con él. La verdad es que sería un sueño. Lo hicimos de chicos muchas veces, en muchas ocasiones, incluso ganamos la Copa Davis juntos. Compartir pista algún día con él sería un sueño y, claramente, eso lo tengo en la mente.

David Ayuela, Mario González, Pablo Llamas y Carlos Alcaraz, en el podio.RFET

Hablando de la Davis, ojalá algún día juegue la senior, ya que ganó como júnior, ganar la senior sería la leche…

Hombre, eso sí que sería un sueño. Lo que siempre se sueña de chiquitito, levantar la Copa con tu país, con todo el mundo gritándote. Eso sería algo increíble. Sí, habrá que luchar por ello.

Ahora que se ha metido un poquito más en la elite, que ya ha ido a torneos ATP, ¿cómo es el circuito? ¿Qué se ha encontrado?

Hay nivelazo, la verdad. Todos los tenistas están superfuertes, muy bien preparados y le pegan muy fuerza la pelota. Para mí una de las cosas de las que más carezco es el físico. Trabajamos mucho en ello ahora. Mejorando el físico voy a dar un salto más en mi tenis y lo necesito, porque aquí todo el mundo juega muy bien, le pegan muy fuerte, se mueven bien, son rápidos, explosivos, sacan bien… Hay que tener eso diferente a la hora de jugar, ajustarte a los momentos, saber gestionar un momento del partido u otro, porque eso es lo que decide un partido. Y todo el mundo le pega fuerza la pelota y saca muy bien.

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