Feli y Fer ya tienen su Ensaladera de Plata

Tomás de Cos

Y David Ferrer, a pesar de caer en el partido inaugural contra un soberbio Nalbandián. Y Rafa Nadal, que a pesar de su inoportuna lesión, vivió pegado al teléfono móvil. Y Robredo, Almagro y Granollers, que han integrado un equipo que ha sido una piña en cada una de las cuatro eliminatorias. Y Emilio Sánchez Vicario, el capitán de ‘La Armada’, que ha sabido crear el ambiente adecuado y proteger a los tenistas en los desagradables momentos vividos este 2008.

España ya cuenta con su tercera Copa Davis, reconciliada de forma definitiva con nuestro tenis en esta década. Después del triunfo de Barcelona en el 2000 y del de Sevilla en 2004, ha llegado la primera a domicilio, que hace justicia al gran Manolo Santana, que acarició dos en Australia en la década de los sesenta, y que hoy disfrutó como un veinteañero en las gradas del Polideportivo Islas Malvinas de Mar de Plata.

El plan B salió redondo. Feliciano López y Fernando Verdasco dieron la vuelta a una eliminatoria que se antojaba muy complicada tras la derrota de Ferrer en el primer punto individual. El más complicado de todos, dicho sea de paso. El tándem español, tan comprometido como inestable, aceptó el reto y se reivindicó a lo grande. Con juego, fuerza, talento y fe. Mucha fe. La necesaria para remontar tres partidos a domicilio ante jugadores de primer nivel como Nalbandián, Del Potro, Calleri y Acasuso.

Feli y Fer recogieron el testigo de Nadal e impusieron su gran adaptación a la pista rápida. De nada sirvió el intento de encerrona albiceleste, ni los puntuales excesos de la hinchada local, que no desfalleció nunca y acabó hermanada con los españoles. ‘La Armada’ sacó provecho de la baja del número uno del mundo, que le despojó a tiempo del peso del favoritismo, y se acabó llevando el dichoso 'duelo de los calzones'. Una victoria muy meritoria y fruto del gran hacer del tenis español en el mundo.

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