La experiencia al completo
Por primera vez descubrimos los madrugones necesarios para viajar de un vivac a otro, donde cerrar la tienda se convierte en el mayor desafío del día.
Madrugar puede convertirse en un desafío, sobre todo, si la alarma suena a las 4:30 de la mañana y la noche anterior la cremallera de la tienda se cerró pasada la media noche. Si en ese momento hubiese pillado el reloj en hora espejo, el mejor deseo hubiese sido que a la mañana siguiente se plegase sola una tienda de campaña que a pesar de todo acaba convirtiéndose en hogar. Pero esa idea solamente se descubre una vez que has vivido la experiencia al completo.
Pasar cinco días en el mismo campamento nos permitió acercarnos a la experiencia del Dakar, pero para descubrir toda su esencia eran necesarios los traslados que acumulan sueño, pero no restan un trabajo que acaba siendo casi tan satisfactorio como el logro de plegar la tienda a la primera. Al principio parece imposible, pero cuando no queda otra, te sientes invencible frente a unos movimientos que quizás, sean más fácil de lo que aparentan. Puede que plegarla sin dudas sea cuestión de práctica, o incluso un arte. Hay quien es capaz de volverla a su estado original en el aire. Pero ni que decir tiene que no es quien escribe estas líneas, pues cerrarla fue pura supervivencia. Seguir viviendo el Dakar, era más interesante que quedarse en medio del desierto.