Trump condiciona la Ryder
La visita del presidente al torneo el viernes provoca fuertes medidas de seguridad en Bethpage.
Por si fuera poco con gestionar una afluencia de unos 50.000 espectadores por día y los accesos a Bethpage Black en una de las ciudades con el tráfico más congestionado del mundo, las autoridades de la Ryder Cup se han encontrado con un nuevo desafío, y no uno cualquiera: la visita que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pretende realizar a Bethpage este viernes, durante la primera jornada de competición.
El blindaje será excepcional. Según la organización, los controles de seguridad seguirán el protocolo aeroportuario, con filtros especialmente concienzudos ubicados en las zonas por las que presumiblemente se moverá. Además, se ha endurecido la lista de objetos que no se podrán introducir en el terreno de juego, que incluirá sillas portátiles, dispositivos de vapeo, recipientes con metal o plástico duro, paraguas grandes (se recomienda ponchos), ordenadores y tabletas.
Una tourné deportiva
En su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, Donald Trump está mostrando un interés destacable en acudir a todo tipo de eventos deportivos. En el pasado mes de febrero, por ejemplo, se convirtió en el primer presidente estadounidense en acudir a una Super Bowl mientras ocupa el cargo, aunque ni siquiera esperó a la finalización del encuentro para abandonar el Caesars Superdome de Nueva Orleans. La final del Mundial de Clubes, el Daytona 500, los UFC 314 y 316, un partido de los New York Yankees o la final del US Open, la cual se retrasó 45 minutos por su asistencia, son otros de los eventos a los que ha acudido Trump en este último año, y ya tiene uno más marcado en su calendario: la Ryder Cup.
El asesinato de Charlie Kirk
El dispositivo de seguridad que acompaña normalmente al presidente de Estados Unidos ya es de por sí imponente, pero el nivel de celo con el que se manejan sus apariciones ha crecido desde el asesinato del activista político de extrema derecha Charlie Kirk el pasado día 10 mientras participaba en una charla en el estado de Utah. Kirk defendió en vida muchas de las posiciones políticas de Trump, y fue un factor de movilización de voto importante en las primeras elecciones ganadas por el republicano, en 2016. La vorágine de la Ryder ofrece un escenario propicio para una acción de este tipo, que además hay que recordar que el mandatario ya la sufrió en 2024, cuando fue herido en una oreja por un disparo durante un meeting en Pennsilvania. En un momento de niveles de polarización muy altos en la sociedad estadounidense, las autoridades se curan en salud.
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