BÉISBOL

Noelvi Marte, una promesa de la MLB que juega con España

El dominicano con pasaporte español es una de las estrellas de la Selección, que ayer rozó el Mundial. Con 17 años, firmó por 1,5 millones.

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La vida de Noelvi Marte cambió por completo el 2 de julio de 2018. Alberto, su padre, y Francia Serrano, su madre, se llevaron las manos a la cara, emocionados. Su hijo, de sólo 17 años, firmaba su primer contrato profesional como jugador de béisbol: 1,5 millones de dólares con los Seattle Mariners, de la MLB. “Me dijeron que me merecía todo lo que me estaba pasando, porque trabajé muy duro para eso, y que estaban orgullosos de mí. Recuerdo que volvimos a mi pueblo y me estaban esperando con una fiesta. Es un día que nunca olvidaré”, explica el dominicano con pasaporte español, una de las grandes referencias de la Selección que, ayer, se quedó a las puertas de su segundo Mundial.

En el momento de la firma, estaba considerado como el 7º jugador internacional más prometedor de las Grandes Ligas. Ahora, que iniciará una nueva etapa con los Cincinnati Reds, también de la máxima división estadounidense, está dentro de las 20 promesas más importantes de la competición. Un futuro ilusionante y un presente que, gracias a una inclusión de última hora, durante este mismo mes de septiembre, ofrece sus servicios a una España con ganas de seguir creciendo. “Fue una gran sorpresa. No sabíamos que tenía pasaporte español. Es uno de los jugadores jóvenes más valorados en América. Es una gran suerte poder contar con él”, explica Juan Carlos Cerdá, director técnico de la Real Federación Española de Béisbol y Sóftbol, a AS. Una opción que Noelvi también recibió encantado: “Oportunidades que la vida te ofrece”, publicaba en sus redes sociales desde Alemania, sede de la fase clasificatoria.

Los inicios de un talento especial

Marte nació y creció en Cotui (República Dominicana), una zona esencialmente dedicada a la minería. Vio sus primeros partidos profesionales en San Francisco de Macorís, en el estadio Julián Javier, al que le llevó su padre desde edad temprana. Se enamoró del béisbol, tanto de su vertiente deportiva como emocional, algo que le define. “Lo que vemos en él es un jugador de esos que te emociona y que creemos que puede causar impacto en las Grandes Ligas”, aseguró en su momento Andy McKay, director de desarrollo de jugadores de los Mariners. Con 14 años, se mudó de su modesta casa, al noroeste del país, a la capital, Santo Domingo, para ingresar en la prestigiosa academia de Raúl Valera. “Me demostró mucho potencial con su bate y, además, era muy inteligente”, le define. Los scouts no tardaron en llegar y los Mariners, con ese cuantioso contrato, no dudaron. España, cuando llegó la inesperada oportunidad, tampoco lo hizo.

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