BÁDMINTON

Carolina Marín: “Dudé de si podía seguir y recuperarme”

La campeona olímpica habla con AS después de su plata mundial. Tras mucho sufrir, se siente preparada para lograr el oro en París.

JAVIER GANDULDIARIO AS

No pudo pronunciar más de dos palabras sin emocionarse. Al dirigirse a su equipo, Carolina Marín rompió a llorar. La campeona olímpica, este miércoles, fue homenajeada en el Consejo Superior de Deportes por su reciente plata en los Mundiales de Copenhague. Su cuarto mental mundial después de tres oros y dos lesiones graves de rodilla. En 2019, la española se rompió el ligamento cruzado de la rodilla derecha; en 2021, a dos meses de los Juegos de Tokio, el cruzado y los meniscos de la izquierda. Ya más relajada, se sentó a hablar con AS.

¿Qué significa la plata?

Es una plata que sabe a plata, no a oro. Si me supiera a oro, ahora estaríamos hablando de ese oro. Pero es una plata mundial y, con una palabra, podría decir que es esfuerzo, resiliencia y mucho, mucho trabajo. Es difícil incluso expresarlo en palabras, porque hay que vivirlo y sufrirlo, pero está claro que el camino ha sido muy tedioso, largo y complicado. He tenido que aceptar dolores que no quería aceptar. He tenido que sobreponerme, una vez más, a situaciones importantes.

A muchas.

Estos tres o cuatro últimos años de mi vida, y ya no hablo de carrera deportiva, no han sido nada fáciles (en 2020, perdió a su padre). Igualmente, he podido superar cada uno de los obstáculos que la vida me ha puesto por delante. Me siento orgullosa, aunque a día de hoy también esté cabreada o frustrada por no haber terminado la semana como me hubiera encantado, pero veo a pocas personas que sean capaces de hacer lo que he hecho.

Tras llorar mucho de tristeza, ha llorado de alegría.

Han sido lágrimas de emoción, por lo que te comento, por todo lo que hay detrás. Hay poca gente, incluso parte de mi familia, porque la tengo toda en Huelva, que lo sabe. Mi equipo, las personas que conviven conmigo en mi día a día son las que han vivido el esfuerzo que he tenido que hacer. Ya no para volver, sino que para seguir estando en lo más alto.

Y Carolina espantó los fantasmas en semifinales: "Me levanté con dolor"

Tras ganar a Akane Yamaguchi, vencedora de las dos ediciones anteriores, en las semifinales de los Mundiales, Carolina Marín rompió a llorar como pocas veces. “Me levanté con dolor en los isquiotibiales. Casi que no podía doblar bien la pierna”, revela durante la conversación con este periódico. ¿La izquierda (la de su última lesión)? “Sí”, responde. “Estaba insegura. No sabía cómo afrontar el partido”, detalla.  

En ese momento, apareció su entrenador, Fernando Rivas. “No sabemos si vas a poder jugar otra semifinal de unos Mundiales y, sobre todo, no sabemos si vas a tener la oportunidad de estar en una final. Así que olvídate de ese dolor, haz lo que tengas que hacer mentalmente y prepárate como quieras, pero lucha hasta el final y conéctate con ese esfuerzo que te caracteriza”, le dijo.

Carolina le hizo caso, pese a que el dolor no terminó ahí. En el primer set, apareció un pinchazo en la espalda que no le permitía ni agacharse. “Lo disimulé, creo que de la mejor manera posible, y ni mi madre, que estaba allí presente, lo supo. Sólo mi equipo y mi pareja, que se lo quise contar. Una vez más, la vida me puso por delante esas sensaciones y las superé”, celebra. Espantó los fantasmas, ganó y lloró.

Al recoger la plata, también parecía contener las lágrimas, pero esas parecían distintas.

En el podio, querría haberme visto de otra forma. No tenía ganas de llorar, pero tampoco estaba todo lo contenta que me hubiera gustado. Pese a haber conseguido el subcampeonato del mundo, que no se llega a una final todos los días.

Pero usted ya se sentía preparada para el oro.

Sí. Si hace unos meses o un año me preguntas, te hubiera dicho que dudaba. A día de hoy, y a raíz de esta semana y de las seis semanas previas de entrenamientos, me veo que soy capaz. Quiero y sé que puedo con ello.

¿Qué dudas tenía? ¿Qué se preguntaba?

Esas dudas eran de si podía seguir. De si podía entrenar. De si podía recuperarme. De si podía quitarme ese dolor. Todas esas dudas aparecían constantemente en mi cabeza. Hemos tocado muchísimas teclas. Ojalá todos tuviéramos una que lo solucionara todo. Entonces, todos seríamos campeones del mundo, pero es imposible. Hay pocas personas que puedan tocar tantas teclas como quizás yo he tocado.

Carolina Marín atiende a AS en el CSD.JAVIER GANDULDIARIO AS

¿Cuáles?

He cambiado tres o cuatro veces de plantillas. Me he infiltrado y me he quitado líquido. Me he puesto PRP (plasma rico en plaquetas, un tratamiento con factores de crecimiento para la regeneración de tejido). Mi equipo estuvo en contacto con muchos médicos. Leyó mucho, estudió mucho. Por fin, a raíz de todo, desde diciembre, ese dolor se fue yendo poco a poco. A partir de enero, me fui encontrando mucho mejor en los torneos. Y eso da mucha confianza, tanto a mí personalmente como para plantear mi juego.

Decía en AS al volver de su lesión, para los Europeos de Madrid, que no quería ser la Carolina de antes, sino que quería ser todavía mejor. ¿Lo es?

Sí. Siento que hay una Carolina diferente. Mejor, mucho más madura. Siento que he aprendido de muchas situaciones. La vida me ha puesto por delante muchas situaciones complicadas y las he superado todas. Cada vez que supero un obstáculo, siento que hay una Carolina mejor, y ahora me siento así.

¿Cómo visualiza su camino hasta los Juegos de París? ¿Con qué final?

Quiero que termine en lo más alto del podio, sin ninguna duda. ¿Cómo afronto el camino? Ahora mismo es cierto que tenemos muchos torneos del circuito mundial. El sábado, ya tengo el Super 1.000 de China. La semana de después, el Super 500 de Hong Kong. En octubre, muchos más torneos. Cada mes habrá muchos. Es cierto que mi foco lejano está en París, pero también tengo que ser realista y tenemos muchas competiciones antes. Me quiero ir enfocando en cada una de ellas, en seguir dando una mejor versión de mí. En seguir creyendo en mí y en seguir ganando y acumulando confianza en este camino hasta París.

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